Leigh (Darks #3)

Prólogo

LEIGH FLEMING

¿Te da miedo morir?

Era la pregunta que Davy Jones de Piratas del caribe les hacía a las personas antes de que se unieran a la maldición de su barco. Al ser una de mis películas favoritas, había escuchado esa frase muchas veces, y siempre me quedaba pensando, reflexionando en lo que respondería. Mi respuesta fue cambiando con el pasar de los años.

Cuando era una niña, por supuesto que me daba miedo morir, ¿a quién no? Era un concepto ajeno que significaba estar lejos de las personas que quería, que quizás sería doloroso. Perder a mis padres era mi mayor miedo en la infancia, así que evitábamos el tema como si ignorarlo desapareciera la realidad de que moriríamos eventualmente.

Crecí, me uní a la iglesia, y su fe me ayudó a verla desde una perspectiva menos terrorífica. Creer en una existencia más allá de la muerte me dio paz por mucho tiempo. Hasta que perdí a mi madre en el bosque y vi la muerte a la cara: su decadencia y dolor. Sentí la impotencia y la frustración de no poder evitarla. Mi madre no fue una mala persona y aun así, murió de una forma cruel y devastadora. Y aunque, las circunstancias fueron creadas por un monstruo, esa noche algo en mí se rompió: la niña que le temía y la adolescente que sentía paz al considerarla se esfumaron y nació una chica muy diferente de ello, una que a pesar de llorar cuando perdió a su mejor amiga, y a la mujer que le salvó la vida, pudo seguir y pudo matar a sangre fría.

Esa experiencia traumática me había permitido sentir menos y ser capaz de terminar la vida de otro ser humano sin pensarlo dos veces. Y eso no era algo bueno, en lo absoluto, porque mi humanidad se había agrietado y odiaba que el monstruo que había diseñado todo para que eso pasara, se hubiera salido con la suya.

Sin embargo, esa habilidad es la qué quizás me permite caminar ahora mismo con tanta tranquilidad. Bajo la mirada al buqué de rosas qué sostengo, mis pasos son lentos, pero decididos. El interior de la iglesia está decorado con rosas rojas y blancas. Y todos van vestidos de negro como sí esto fuera un funeral, y quizás lo sea. Levanto la vista para verlo a él, esperándome en el altar, las figuras detrás de él son una burla a todo en lo que he creído a lo largo de mi existencia. Todo este espectáculo me eriza la piel y el miedo corre libre por mis venas, tensándome, pero sigo adelante.

La muerte no es nada comparada con esto. 

Por eso, ahora cada vez que pienso en Davy Jones haciéndome esa pregunta: ¿Te da miedo morir? La respuesta es dolorosa, y sonrío con melancolía: No, porque morir es el fin de todo, es paz y descanso. Lo que ahora me aterra y con lo que lucho cada día es algo mucho peor: Vivir. 

Nota de la autora: ¡Feliz Halloween! 

Bienvenidos a la saga darks nuevamente. 

Hace tres años que terminó Heist, y la historia de Leigh comienza tres años después de todo lo que pasó, me parece un detalle bonito porque es como si nosotros hubiéramos necesitado esos años para sanar como lo ha estado haciendo ella. 

Cuando terminó Heist, me dejó tan emocionalmente drenada que a pesar de que muchos pedían continuación, yo sabía que no podía dárselas en ese momento porque necesitaba soltarlos por un tiempo justo como Heist soltó a Leigh para que pudiera sanar. Y me alegra haber escuchado mi corazón de escritora porque en verano de este año, estaba muy tranquila escribiendo otras cosas, cuando la sentí... mi mente volvió a visualizarla después de años: Leigh en el pasillo de su universidad, riendo y enfrentándose a nuevos problemas. Y supe que estaba lista, para contar su historia, para revelar lo que ocurre después de un final tan duro como el de Heist. 

Para los que se preguntan por Frey, como saben su historia ocurre en Alemania y aunque hay algunos detalles que ocurren antes de Leigh que podrían entrelazarse, no son muchos y además, eso se ve mucho más adelante en Leigh, no en los primeros capítulos.

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Muakatela,

Ariana G.