XI: Sentimientos revelados

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La noche en el santuario se extendía, las estrellas y la luna eran el único reflejo en el lugar, e incluso el frío viento llevaba una brisa a cada rincón.

Y a pesar de la hora Milo y Alde llegaron a Aries, por lo que solo quedaba encontrar al guardián del templo, y al ser tarde de seguro estaría descansando, así que la mejor opción era buscarlo en sus aposentos privados y como pensaron fue ahí que lo encontraron durmiendo, Milo quiso despertarlo, pero Aldebarán se adelantó a eso y lo movió con delicadeza, lo que causó que el caballero despertara y casi saltará del susto al verlo.

—Que hacen aquí?— Trato de sonar molesto para ocultar el temor que sentía, mientras se arrinconaba en su propia cama.

—Ya sabes porque estamos aquí y está vez Shaka no podrá ayudarte.— Milo también se acercó al caballero, lo que hizo que Mü sintiera nuevamente miedo, quiso levantarse de la cama y salir corriendo, pero en el intento de hacerlo la fuerza de Alde lo detuvo cuando lo tomo de la mano.

—Tu sabes que le pasó a Camus y es por eso que tienes miedo verdad?— Aldebarán miro con molestia a Mü y este solo agachó su cabeza, negando varias veces las acusaciones que le hacía el caballero de Tauro.

—No! No lo sé... Así que porfavor déjenme tranquilo!— Mü quiso deshacerse del agarre de Aldebarán, sin embargo mientras más trataba Alde solo ejercía presión.— Por favor vayanse...

El último recuerso de Mü fue ver a ambos caballeros con unos ojos cristalizados, y mostrarse al borde del llanto. Pero aunque eso pudo convencer a Aldebarán para que soltará su agarre Milo no cedió y se puso delante del caballero para evitar que corriera a la salida.

—Mü, solo di lo que sabes, antes de que se lo digamos a la señorita Athena. Además hay una carta donde Camus te evidencia, así que es inevitable que ocultes la verdad!— Milo le fue sincero en sus palabras, esperando que así Mü les dijera la verdad, pero este solo mordió su labio con fuerza. Estaba en problemas y maldecia dentro suyo lo que estaba pasando, pero ya no podía ocultar la verdad.

—Esta bien... Pero que Milo salga de aquí, solo hablaré con Aldebarán.—

—Maldito, crees que estás en derecho de pedir algo!?— El caballero de Escorpio se acercó a Mü para tomarlo de su camisa y sacudirlo, no podía creer que debería ceder a esa condición, aunque tampoco estaba dispuesto a aceptarlo.

—Milo! Déjalo tranquilo... Si así podemos saber la verdad, mejor hay que aceptarlo.— Aldebarán defendió a Mü solo para saber lo que ocultaba y entre dientes Milo lo soltó y salió de aquella habitación golpeado la puerta con fuerza.—Estas bien? Te lastimó?

—Si estoy bien... No te preocupes— Murmuró algo apenado, después de todo Aldebarán lo seguía queriendo y hasta se portaba bien con el. Y al recordar todo ello un tierno sonrojo pinto sus mejillas.

—Ahora puedes decirme lo que sabes?— Aldebarán fue directo con su pregunta y el tierno momento que compartieron se desvanecio, Mü empezó a jugar con sus manos y pensó mejor en lo que diría, pero al recordar lo que hizo sintió un gran remordimiento y trato de estar bien ante Aldebarán, pero mostrando el arrepentimiento que sentía.

—Lo siento! Yo yo... Yo no ayude a Camus, si lo hubiera hecho tal vez estaría vivo.— Dijo con arrepentimiento, de sus ojos bajaron algunas lágrimas y su cuerpo tembló al revivir el recuerdo que lo atormentaba a el.

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La rebelión estaba por acabar, Athena subía por los templos acompañada de los caballeros dorados sobrevivientes, en el camino ayudaba a sus caballeros caídos que dieron su vida por ella, pero al llegar al templo de Acuario, encontraron a Hyoga y Athena fue en su ayuda.

Corazón en duda [AldebaranxCamus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora