Millonarias y mal criadas

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Pilar

En la fiesta de Amélia tuve que fingir mucho, demasiado. Realmente me sentía mal y tenía que poner una sonrisa en el rostro no me quedaba otra, estaba condenada a seguir un patrón como toda mi vida, cuando en ese momento sólo quería llorar.

De pronto, lo ví a Tomás que me sacó de mis pensamientos, se había puesto un traje que le ordenó mi Mamá, un traje azul Francia con una camisa blanca y una corbata negra que no le podían quedar tan bien, y si, no me di cuenta que por unos segundos me quede admirandolo embobada y perdida en sus ojos verdes, mientras sostenía una copa de champagne en mi mano.

Rapidamente me doy cuenta de lo que me había pasado, me moría de la vergüenza y rogaba que no lo haya notado, pero mierda se estaba acercando

—Tengo algo en la cara que me mirabas tanto — menciona con una sonrisa y con algo de gracia

—Em si, nono se que una luz te daba en la cara y pensé que era otra cosa, olvídalo — no podia ni hablar, ojalá no estar colorada porque la vergüenza era mucha

—Pilar — dice a carcajadas —No podes modular lo que estás diciendo, solta un poco el champagne

—Perdón, no me siento bien no quiero estar acá— digo sincera

—Podemos ir adentro un rato, no creo que se den cuenta que no estas

—Con no ver a toda esta gente al menos por 5 minutos, me puedo conformar — Termino de decir y nos dirigimos hacía dentro de la mansión. Por suerte nadie nos vió y cada invitado está reunido en grupos, mi madre estaba hablando de sus lujos con las mujeres de los empresarios, sino me mataría por estar socializando con un empleado en un evento de esa magnitud.

Así fue como nos dirigimos hacía la cocina donde estábamos solos, Tomás me miraba y yo me derretía por dentro, pero trataba de verme indiferente por fuera

—Como estas? —Pregunta él por toda la situación que pasamos con mi hermana

—Te soy sincera, estoy triste aúnque tenga que fingir una sonrisa no estoy bien

—Yo tampoco, no se sigo preocupado y de algún modo me siento responsable por haber permitido que se vaya

—Tomi, perdón no es tu culpa, sólo fuiste ingenuo y creíste en ella, perdóname por tratarte mal —digo con la voz entrecortada y algunas lágrimas que salían, porque tengo que ser tan sensible mierda

Ante mi reacción Tomás no tarda en acercarse aún más y abrazarme fuerte, ahí me termine de quebrar, ya no tenia fuerzas, él me abrazaba cada vez más fuerte y podía sentir su cuerpo con el mío, quería que se abrazo fuera eterno, nunca había sentido tanto con abrazo y para mí era una situación muy extraña.

De repente quedamos frente a frente, mientras él me secaba las lágrimas con sus dedos, pude verlo con más claridad y al igual que me había sucedido hacía unos minutos me perdí en su mirada y el se perdió en la mía, creo que ninguno de los dos era consciente de lo que estaba pasando, de a poco acercamos nuestros labios y cuando estos estaban próximos a juntarse para fundirse un beso apasionado

—TOMAS, PILAR... ¿QUÉ ESTAN HACIENDO? —Grita una voz sorprendida, lo cual nos hizo volver a tierra de manera brusca

—Mamá, no es lo que parece —dice Tomás a Nora, y yo en algún punto feliz de que sea su mamá y no la mía

—Me explican lo que acabo de ver, sino llegaba justo los hubiera encontrado...— interrumpo

—Si, no lo diga, no se que nos pasó perdón pero no le puedo decir otra cosa