De vuelta a Beacon.

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Este es un capítulo medio feliz antes de comenzar con las batallas y todo eso. Por favor ignoremos la hora en la que actualizo.

No olviden votar y comentar, amo leer comentarios. Gracias a todos los que siguen mi historia desde el capítulo uno y perdón por las actualizaciones lentas. Ahora sí, disfruten.

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Hay sensaciones que son difíciles de explicar. Cómo cuando crees que algo malo va a pasar, pero no hay nada que pueda respaldarlo, más que tu propio mal presentimiento. Bueno, Liam estaba sintiendo algo de eso.

No era algo que podía explicar. Ni siquiera sabía cómo o por qué lo sentía. Estaba sentado junto a Lydia, en un avión de regreso a Beacon Hills. No había pasado nada demasiado interesante en Londres, realmente, pero Liam se había ido de ahí con la sensación de anhelo latiendo en su pecho.

Ver a Ethan y Jackson, una pareja comprometida, notablemente felices y funcionales, le había traído una especie de felicidad. Pero al mismo tiempo la necesidad de experimentar alguna vez lo mismo.

Cómo la manera en la que, cuando Mason y Stiles comenzaron a rogar un tour por la ciudad, Jackson estaba completamente irritado y una sola caricia de Ethan en la espalda fue suficiente para hacerlo respirar profundo y acceder, con su mejor sonrisa que, aún así, fue bastante falsa. Era el tipo de relación que, se notaba, estaba compuesta por polos opuestos que se complementaban de una manera completamente plena. La mirada en los ojos de ambos al encontrarse era solo cariño. Devoción. Podía sentirse y era electrizante.

Liam en ningún momento se hartó de mirarlos, aunque eso podría sonar extraño para cualquiera. No dejó de mirar sus manos, con anillos a juego en los dedos anulares de sus manos izquierdas. No pasó por alto como se comunicaban con simples miradas, expresiones faciales, e incluso, suspiros. No dejó de admirar las fotos enmarcadas, esparcidas por todo el departamento que desprendía la clase de calidez que una pareja feliz puede exudar.

Le gustó. Le había gustado la clase de conexión que tenían ambos. Supo que no era el único que lo pensaba cuando encontró los ojos verdes de Lydia mirando a la pareja con la misma sonrisa afectiva que seguro Liam tenía plasmada en los labios.

Jackson y Ethan se habían despedido de ellos en el aeropuerto privado del que saldría el avión. Bajo la mirada atenta de Liam, no pasó desapercibido que Ethan estaba obligando a Jackson a ser amable. En especial con su alfa y Stiles. Liam no sabía cómo era la historia entre esos tres, pero no parecía ser especialmente amorosa. Sin embargo, Jackson se mostró muy complacido al abrazar a Lydia fuertemente cuando fue su turno de decir adiós.

Pero bueno, eso era solo lo que Liam había estado mirando durante el tiempo que estuvo en el departamento de la feliz pareja. Volviendo al tema de su mal presentimiento, había estado sufriendo revoltijos de estómago que le parecían inusuales. Inusuales porque, según había notado, estos llevaban consigo un detonante.

Los ojos oscuros y brillantes de Angie.

Era una chica linda, Liam no iba a decir lo contrario. Pero sus ojos le recordaban demasiado a su hermana. Su mirada profunda y penetrante que, si bien era amable, Liam no podía evitar sentir náuseas si la miraba demasiado tiempo, por lo que evitaba hacerlo. Era solo que, desde que la había visto por primera vez, había sentido algo extraño. Algo que la rodeaba y no podría decir bien qué era.

Isaac parecía estar bien con ella, al igual que su alfa, y ellos habían conversado con la chica en privado, logrando convencerla de apoyar la causa para detener a Jade. Liam estaba agradecido. En cuanto se deshicieran de Monroe y de Jade, todo para él sería significativamente más fácil. Liam solo esperaba que realmente fuera así y que su corazonada solo fuese algo del pesimismo crónico que siempre llevaba en algún lugar de su mente.

ɴᴏᴛ ᴀɴᴏᴛʜᴇʀ sᴏɴɢ ᴀʙᴏᴜᴛ ʟᴏᴠᴇ [thiam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora