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Después de la noticia mi Yoongi me había quitado lo que era el cigarro, las botellas de alcohol las había desechado, aún me preguntó a donde. Toda cosa que pudiera dañar mi salud se había ido del departamento, cada que llegaba había comida en casa pero yo aún seguía perdiendo peso.

No sabía cómo decirle que parara, sentía que hacía tantas cosas en un día solo por mi que no se daba cuenta de dónde estaba.

Una cirugia no me salvaría de mi destino, era difícil aceptarlo.

Aún así el insistió en que me hiciera las quimioterapias, no pude negarme ante el, debía de dar lo mejor de mi para que mi prometido estuviera tranquilo, aunque sabía que por dentro el estaba sufriendo.

Llegué a casa y lo encontré dormido sobre una cartulina y varios marcadores. Acaricie su espalda y sus cabellos, se notaba cansado.

Lo cargue y lo llevé a la cama, me asegure de que estuviera bien acomodado y arropado.

— Koo~

Lo vi con sus ojos llorosos, algo adormilado.

— ¿Qué sucede, mi amor?

Me puse a su lado para abrazarlo, me daba tanta rabia verlo así, el saber que en unos meses se podría quedar solo, eso me aterraba.

— Te amo... — susurro mientras sollozaba.

— No me gusta que llores, no por esto...

— Por favor no me dejes, no quiero que te vayas...

— nunca te dejare solo, jamás lo haré...

Lo llene de besos, de caricias, de todo el amor que pudiera darle en una sola noche, quería dejarle en claro que apesar de que no estuviera aquí, jamás me iría de su lado, jamás soltaría su mano, me casaría con el, disfrutaríamos de nuestro matrimonio, no me quería morir sin antes casarme con el.

Chocolates || KookGi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora