Capitulo 1

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Violet:

Caminaba tranquilamente mientras la música en mis audífonos hacía que en ocasiones moviera mi cabeza al ritmo de la canción: una corriente de aire frío impactó directamente en mi rostro haciéndome encoger de hombros en busca de aumentar mi calor corporal; eran finales de febrero y el clima casi primaveral apenas asomaba un atisbo de querer hacer presencia, el aire aún era bastante helado, haciéndome estremecer.

Miré el apple watch en mi muñeca, 10:45 am.
Llegaría un poco antes al trabajo, lo qué era bueno pues la puntualidad era algo sumamente importante.

Específicamente en la esquina de la vereda se encontraba un edificio rústico de dos pisos, un toldo rojo con letras doradas presentaba: "Third eye books". Subí pocos escalones hasta la entrada, tenía las manos llenas por lo que empujé la puerta de madera roja con la cadera para adentrarme al lugar, al hacerlo la campanilla en el techo sonó como siempre cuando un cliente entraba o salía avisando su visita.

El olor tan familiar a libros nuevos, sahumerio y café, inundó mis fosas nasales haciéndome sentir como en casa, me acerqué al escritorio caoba que fungía como recepción de la librería.

—¡Buenos días!—canturreé feliz.

Enseguida Alba miró en mi dirección regalándome una preciosa sonrisa, su cabello afro estaba recogido en trenzas de la parte de enfrente haciéndola lucir hermosa.

—Buenos días, guapa.-—saludo de vuelta.

Extendí la charola de cartón donde se encontraban tres vasos de Starbucks.

—Café con canela y crema para nana, Latte con canela y esencia de calabaza para ti como siempre.— dije arrugando la nariz en señal de desagrado por sus combinaciones.

—Y adivino, chocolate caliente para la princesa.—se burló dando un sorbo a su café.

—Es mucho mejor que esa basura que tomas.—me quejé mientras quitaba la hoddie blanca que envolvía la parte superior de mi cuerpo quedando con un crop top blanco tipo polo.

El ambiente en la librería era sumamente cálido, por lo que no era necesario abrigarse adentro.

Alba extendió su mano por el escritorio y sacó una caja de donas extendiéndola en el mostrador.

—Te traje de brownie y chocolate clásico.— dijo abriendo la caja para mí, exponiendo los deliciosos donuts.

Desde hace tiempo ya era una tradición no escrita el desayunar juntas en la librería, aunque en la mayoría de ocasiones, nuestras opciones no eran las más sanas.

Mordí una de las donas sintiendo como el sabor dulce explotaba en mi boca, haciéndome gemir suavemente por la delicia.
Si tenía una adicción en esta vida eran las cosas dulces.

La morena frente a mí, se tapó la boca para poder hablar mientras masticaba.

—Mmm, nana te espera en la sala de lectura.— dijo mientras devoraba su dulce.

—Iré ahora que no tengo pendientes ¡No te comas mi dona!— advertí alejándome de ella.

Caminé entre los estantes llenos de libros, yendo directamente al salón de lecturas que se encontraba al fondo del primer piso. Las puertas del recinto estaban abiertas de par en par dejándome observar hacia dentro,  parada en medio de lugar  vislumbraba a nana, mirando entretenida la pared blanca frente a ella.

—Buenos días, nana, ¿Me buscaba?— saludé cordialmente.

Nana era una mujer mayor de 70 años, delgada y al igual que Alba tenían un gran afro, solo que a diferencia del de ella, el suyo ya era completamente gris.

Ángel impuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora