Perverso, despiadado y peligroso eran las palabras que describían a la perfección mi pasado, pero también palabras que lo describían a la perfección a él. Sabía que no debía involucrarme más de lo debido. Sabía que no era alguien bueno con quién jugar, sabía que lo que mal empieza, mal termina; sin embargo terminé ignorando cada señal de advertencia que mi mente me mandaba cuando estaba cerca de él. Estar condenada valía la pena si Maximilian Petrov era mi vergudo.