Capitulo 7

20 4 1
                                    

Violet:

-Vamos a mi oficina.- ordenó Maximilian con voz adolorida.

-Debemos irnos cuanto antes.- le recordé ayudándolo a caminar.-No sabemos si lo siguieron hasta aquí.

-Y por eso te estoy diciendo que te apures.- se quejó con su no tan marcado acento ruso, que me parecía sumamente atractivo y molesto a la vez.

Aun medio moribundo su voz era completamente autoritaria ¿No podía relajarse ni un momento? Iba apoyándose en mí, aunque sabía que no dejaba caer todo su peso sobre mi hombro, servía más como un impulso; tenía suerte de que me ejercitara o no podría ni con la tercera parte de su cuerpo.

Entramos al despacho y me dirigió directamente a su baño privado, que se encontraba en la esquina izquierda de la habitación.
Al abrir la puerta un baño sumamente lindo y moderno nos recibió, estaba sumamente equipado; inclusive tenía una regadera y un armario de al menos dos metros y medio de altura, que se encontraba empotrado a la pared. Todo lo necesario para la comodidad de mi jefe.

-¿Qué hacemos aquí?- pregunté a Maximilian, que ya se encontraba sentado la tapa del escusado.

Respiró profundo y hecho la cabeza hacia atrás. Se le veía mucho peor que antes, su piel blanca se veía todavía más pálida, el sudor le escurría por la frente y temblaba sin parar.

¿Y si se moría aquí? Negué con la cabeza inconscientemente, era un lujo que definitivamente no podía darme, el que mi jefe y uno de los mafiosos más grandes de la ciudad se muriera en mi cuidado, mierda.
Juguetee con mis manos completamente incapaz de mantenerme quieta, estaba realmente nerviosa, pero no podía permitirme el entrar en pánico.

-Esto... Esto lo he sentido antes.-dijo apretando su abdomen dañado.-La navaja con la que me hirieron tenía curare.

-¿Qué demonios es curare?- pregunté consternada.

-Es un tipo de veneno, lo reconozco por qué antes lo han usado en mí, sino usamos un medicamento para combatirlo quedaré paralizado hasta que me dé un paro cardíaco fulminante.- rio jadeando con la respiración sumamente agitada.
-Bajo el lavamanos hay un maletín negro, encontrarás varias jeringas, es la de etiqueta verde.

Prácticamente me dejé caer al suelo poniéndome de rodillas frente al gabinete, abrí las puertas de par en par y para mi suerte el maletín se encontraba a plena vista.
Me puse de pie y lo recargué para abrirlo; habían ocho jeringas ya preparadas, todas con líquidos de distintos colores, era una persona realmente preparada para cualquier tipo de situación.

Con las manos temblorosas por la adrenalina tomé la jeringa que Maximilian me había indicado, tenía un líquido amarillento que parecía bastante aceitoso.

-¿Y ahora?- pregunté poniéndome de pie frente a él.

-Debes de inyectarme toda la dosis en el brazo, solo esperaremos di..ez minutos a que haga efecto y nos largamos.

Maximilian desacomodó su camisa a modo que me dejó desnudo parte de su brazo, listo para ser inyectado.
Asentí con la cabeza segura de lo que haría, toda la adrenalina hacía que me envalentonara por lo que aún temblorosa pinché su brazo rápidamente.

-¡Joder!- gritó de dolor haciéndome sobresaltar.

-¡Perdón!- chillé nerviosa sin dejar de presionar la jeringa, hasta que el líquido desapareció en su cuerpo.

- ¿No podías ser un poco más delicada?- se quejó apretando los ojos con fuerza.

Los minutos pasaban en completo silencio mientras esperábamos que el medicamento surtiera efecto; pensar que alguien podía llegar en cualquier instante me ponía los bellos de punta, realmente me quería ir ya.
Estaba recargada en la pared viendo hacia el techo, distrayéndome en mis pensamientos.

Ángel impuroOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz