Capítulo 18: Tótems y algo más.

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Capítulo 18

Tótems y algo más.



Milennia, camina furiosa. «Por culpa de este tipo, envejeceré diez años en unos días», sumergida en insultos mentales hacia el emperador. Se aleja varios metros y termina a espaldas de un joven.

Al verlo, exclama con alegría:

—¡Philip!

Él gira la cabeza hacia atrás y la observa en silencio por un momento. Luego, se vuelve hacia los dos caballeros con los que estaba ultimando algunos detalles y con un movimiento de sus ojos, los hombres se retiran ante su orden.

—Señorita —Gira hacia ella, pero algo inusual se refleja en su semblante—. ¿Cómo se encuentra? —pregunta con una sonrisa extraña.

—Bien, ¿y tú? —responde con incomodidad, sintiendo que está frente al joven de expresión dura, que la trataba con distancia al inicio.

Pero solo es un momento. La mirada profunda de Philip recorre el rostro de la mujer.

Se acerca unos pasos y acaricia el cabello de la Santa.

—¿Está segura? —preguntó con voz firme, mientras retiraba una hoja anclada en la trenza desalineada—. ¿No hay ningún inconveniente?

—No, no, ¿qué problema habría? —afirma con nerviosismo, tratando de evitar los ojos incisivos del joven—. No te preocupes.

De repente, algo cruza por la cabeza del muchacho y su semblante cambia. El leve reflejo púrpura de sus ojos toma un brillo abrumador y una ligera mueca se desprende de sus labios.

—Ya veo. —Acaricia su frente, luego de un breve silencio continúa —. ¿Me permitiría acompañarla hacia el brazo del río que está a unos metros?

La mujer se sorprende ante el cambio. El joven, al ver su expresión de extrañeza, le muestra la hoja que había retirado y le sonríe.

—Debería refrescarse, señorita. Aún tenemos un viaje largo.

La mujer entiende el trasfondo de la sugerencia. «¡Oh no! ¡Mierda, Philip! ¿Qué carajos te estás imaginando? », se siente avergonzada. «Pero, ¿cómo se te cruza eso por la cabeza? ¡Eres un niño, maldición!»

—Tienes razón, pero creo que estás malinterpretando algo.

Sin embargo, no pudo continuar con su explicación, fueron interrumpidos por un grito. Maurice y los dos caballeros que lo acompañaban llegaron. Las órdenes son claras, todos deben ir frente a Darius en ese preciso instante.

El emperador y los dos hombres de su máxima confianza deben activar los tótems.

El momento que estaba esperando ansiosa llegó.

La mujer agarra del brazo a Philip, abandonando la idea de que en la imaginación del adolescente se había convertido en la protagonista de una novela smut. Caminando a su lado, no puede negar que el joven era el prototipo de hombre ideal, por lo menos el de ella, «mujer tonta, el es inocente y bueno, no piensa en esas cosas».

La pequeña ensoñación en la que está se borra al acercarse el emperador. «Argh, después lo tenemos a este», pone los ojos en blanco al recordar su pequeño accidente.

El joven se aleja de la mujer, mientras Maurice se acerca a ella junto con los cuatro caballeros y les explica lo que va a suceder.

—En la primera etapa, ustedes deben permanecer de espaldas. Luego, cuando el portal se abra, todos subirán a los caballos y comenzaremos el recorrido a través de él.

La santa debe morir// En Corrección Where stories live. Discover now