Capítulo ★ tres.

401 37 2
                                    

Taehyung estaba sentado en su sofá con un montón de libros esparcidos delante de el en la mesita de centro y un bloc de notas en el regazo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Taehyung estaba sentado en su sofá con un montón de libros esparcidos delante de el en la mesita de centro y un bloc de notas en el regazo. Había estado investigando el tema del bondage, los juegos de dolor y el intercambio de poder y los motivos por los cuales a la gente le excitaban estas cosas. Lo que había leído lo había excitado, eso estaba claro. Y se había imaginado en las diversas situaciones: atado, azotado e incluso fustigado. Podría aducir que se debía a eso el pálpito que se notaba entre los muslos si quería mentirse a sí mismo.

En realidad quien le hacía esas cosas no era un partenaire sin rostro. Jungkook había estado en todas y cada una de las situaciones: eran sus manos las que tenía encima y era Jungkook quien le daba órdenes.

Suspiró, cogió la taza de té y le dio un sorbo. Lo había endulzado dos veces. El aromático brebaje le alivió la garganta, pero el resto del cuerpo estaba tenso como un alambre.

Habían pasado tres días desde que hablara con Jungkook y aún no había tenido noticias suyas. Se preguntaba si formaba parte de la demostración de poder o si simplemente estaba muy ocupado. Fuera como fuese, no le gustaba. No le gustaba estar alimentando ese comportamiento dominante.

Sabía que estaba pasando demasiado tiempo diseccionando las cosas, pero no podía evitarlo. No era ningún chiquillo pasivo que se derritiera a su paso e hiciera cualquier cosa que le pidiera, o que fuera a permanecer sentado junto al teléfono como un perrito faldero, esperando su llamada.

Entonces, ¿por qué estaba haciendo precisamente eso?

Había salido con muchos tíos y nunca había sido de esa clase de chicos. Nunca había tenido que esperar a nadie. El sexo era abundante para un hombre liberal como el había sido siempre. Si le interesaba un hombre, se lo dejaba claro desde un principio. Los hombres, a su vez, sentían que con el no les hacía falta jugar a jueguecitos como con los demás. Taehyung mantenía las distancias para que ellos nunca pensaran que lo tenían. Y, de hecho, ninguno lo había conseguido. El tampoco jugaba a ese juego.

Pero Jungkook lo tenía pillado de una forma que no entendía...

Dejó la taza en la mesa, cogió un libro y lo hojeó, tratando de centrarse otra vez en su tarea. Buscaba una explicación más profunda de la psicología y la química del subespacio: ese estado parecido al trance que muchos sumisos alcanzaban durante el juego BDSM. Entendía el proceso químico, cómo se liberaban las endorfinas en el cuerpo en respuesta al dolor o a la estimulación sexual, pero no tenía tan clara la parte mental y emocional del proceso.

¿Por qué respondía la gente a ciertas cosas y no a otras? Había leído muchas veces que algunos sumisos podían empezar su descenso al subespacio cuando les ataban y les daban órdenes. A veces, incluso, bastaba con oír una voz dominante.

El tono suave y suntuoso de la voz de Jungkook vagaba por su mente y le hacía cosquillas en la piel como una leve corriente eléctrica. Como si pudiera sentir la sutil vibración del sonido. Juntó los muslos al notar un repentino dolor en la zona.

the limit of pleasure ★ kooktaeWhere stories live. Discover now