Capítulo ★ siete.

390 34 4
                                    

A Taehyung le dio la impresión de que solo había dormido unos minutos cuando sonó su teléfono móvil

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A Taehyung le dio la impresión de que solo había dormido unos minutos cuando sonó su teléfono móvil. Alargó el brazo a tientas, lo cogió de la mesita de noche y lo abrió.

- ¿Diga?

- Te has ido.

- ¿Qué? Ah... Jungkook.

- ¿Por qué?

Se apartó el pelo de la cara, tratando de reactivar su cerebro. ¿Por qué se había ido?

Recordaba la calidez de su gran cama, de su cuerpo a su lado, de la comodidad de su presencia. Recordó asustarse al sentir lo mucho que le gustaba estar ahí. Lo mucho que necesitaba estar ahí con él.

Se le aceleró el pulso y se le desbocó el corazón.

- Es que... tenía que irme.

Al otro extremo de la línea, Jungkook suspiró. O quizá fuera un resoplido de irritación.

- Taehyung, deberíamos hablar de esto.

- ¿Porque es parte de tu trabajo como dominante?

- Es parte de mi trabajo. Eres mi responsabilidad después de una sesión de juego. Necesito saber que estás bien antes de irme.

- Pero si el que se ha ido he sido yo.

- Sin consultármelo.

La rabia lo consumía por dentro.

- Ya te lo dije: no soy un esclavo.

- No, pero si existen reglas es por algo, independientemente del nivel que tengan los juegos. Es para mantenerte a salvo.

- Estoy a salvo, gracias.

Jungkook se quedó callado un momento. Luego añadió en un tono que dejaba claro su enfado:

- Joder, Taehyung. Reconozco que eres muy fuerte y muy capaz en tu vida diaria. Pero estas gilipolleces no se aplican aquí. No cuando te entregues a mí. No cuando yo te llevo a ese sitio donde no eres capaz de tomar decisiones o de velar por tu bienestar. Y eres demasiado nuevo en esto para evaluar cuándo salir y marcharte.

¿Tenía razón? En ese momento no sabía decirlo. Seguía muy cansado.

- ¿Has oído lo que te acabo de decir?

- Sí, te he oído. Estoy... pensando.

- Bueno, pues piénsalo bien. No pienso jugar con un hombre que no respete las reglas que yo pongo. Y una de esas reglas es que yo decido cuándo estás bien para quedarte solo.

- ¿Por qué estás tan enfadado? Estoy en casa, en la cama. Estaba durmiendo o, al menos, intentándolo, hasta que has llamado. Está claro que estoy bien.

- ¿Lo estás de verdad?

- Sí. -la mentira le salió demasiado deprisa.

- ¿Es tu primera experiencia con juegos de dolor en un club fetichista y estás bien? ¿No estás confundido por lo que te ha pasado, no te resulta difícil aceptar tu respuesta, tus deseos, aunque sean la antítesis de lo que eres normalmente?

the limit of pleasure ★ kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora