𝙰𝚌𝚌𝚒𝚍𝚎𝚗𝚝𝚊𝚕𝚕𝚢 𝚒𝚗 𝚕𝚘𝚟𝚎 (𝚉𝚘𝚕𝚞)

Sin opción

— Ayudame, te pagaré.

Luffy lo miró de arriba a abajo, antes de negar con la cabeza.

— Me niego.

Zoro abrió la boca, sorprendido.

— ¿Por qué? Ni siquiera me preguntaste con qué necesito tu ayuda.

El chico de sombrero de paja le miró enojado.

— ¿Y lo preguntas? Creo que siempre que te involucras, termina siendo malo para mí.

— ¡Cincuenta mil!

Luffy dudó, maldición, ¡Eres tan rico! Y el precio es tan tentador.

De cualquier forma, su intuición le dijo que, siendo Zoro tan arrogante y altanero, y aún así esté suplicando por su ayuda. Debe tener un problema muy pantanoso.

— Bueno, primero dime, ¿que tipo de ayuda quieres?

Zoro suspiró profundamente, no podía creer que de verdad le pediría un favor a él, de entre todas las personas.

— Finge ser mi prometido y acompáñame a una boda. ¿Lo harás?

¿Ir a una boda y hacer cincuenta mil Berris? ¿Es posible algo tan bueno?

— Bien, ¿Se puede saber la boda de quién?

— Mi padre, se vuelve a casar.

Luffy miro hacia otro lado.

— ¿Por qué yo?

Zoro lo miró a los ojos, hablando totalmente con sinceridad.

— Por que creo, que eres inusualmente valiente hacia el peligro de muerte.

Luffy pensó, ¿Puedo tomar sus palabras como un cumplido?

— ¡Me niego!

¿Estaba siendo rechazado otra vez?

Zoro ya estaba al límite de su paciencia.

— Preguntaré una vez más, ¿Me ayudas o no?

El chico le sonrió.

— No

— Muy bien, Monkey Luffy, ¡Entonces no me culpes por ser grosero contigo!

Luffy se retiró sin mirar atrás.

Durante su estancia en Cloud City estos últimos días, ya se había enterado que la familia de Zoro era uno de los cinco clanes del top cinco de la ciudad, con una gran fortuna en el bajo mundo y un oscuro pasado; enredarse con ellos sería problemático.

A juzgar por la expresión de Zoro, pudo ver que él, en realidad no quería asistir. Todas las probabilidades apuntaban a que quería llevarlo para causar problemas.

Aunque no temiera a la muerte, no significaba que la estuviera buscando.

Pero... El jodido de Zoro seguro utiliza trucos sucios.

En menos de medio día, todos los viejos y nuevos clientes en su negocio de recados habían dejado de hacer pedidos.

Durante dos días completos, no ganó ni un centavo. Y no solo eso, gracias a qué Zoro se negó a aceptar las cartas de amor, tuvo que reembolsar una gran suma de dinero.