Capítulo VI

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-¡Ha tocado la línea!
Bajo el toldo de rayas, en la puerta del club deportivo de Bridgehampton, Sergio oyó como Max gritaba a su hermano en la pista de tenis, el sonido de su voz despertaba recuerdos de la noche anterior... recuerdos que lo hicieron tragar saliva.

Eran las once, pero el sol caía a plomo y se pasó una mano por el pelo, mojado de la ducha después del entrenamiento con su equipo.
Sergio saludó distraidamente al jeque Lewis, que salía del club, pero tenía los ojos clavados en Max, que estaba sirviendo en ese momento.

Max y su hermano jugaban mientras se tomaban el pelo el uno al otro, estaba claro que se querían mucho, pero Lando se pondría furioso al saber que habían retomado su relación, y aunque la vida amorosa de su hermano no debería ser asunto suyo, no le gustaba la idea de causar problemas entre los hermanos.

De hecho, tampoco le gustaba nada la idea de tener que esconderse para ver a Max, esa noche durante la cena íntima que había organizado en un restaurante fránces de la zona, buscarían el momento adecuado para informar a su familia de la relación, y la prensa, por el momento sería mejor dejar que disfrutara del partido, por que si Lando lo descubría mirando a su hermano, estaba seguro de lo que pasaría.

Max tropezó entonces en la pista y Sergio estuvo a punto de correr hacía él, era absurdo ningun hombre lo había hecho sentir tan protector y debía controlarse, pensó mientras se daba la vuelta.

–¡Maxie!
El grito de Lando hizo que se volviera...para ver a Max cayendo al suelo, inconsiente.
Sergio siempre había pensado que no tenía miedo de nada, hasta aquel momento.

Y al ver a Max en el suelo reaccionó sin pensar, sin pensar quien lo viera, tiró la bolsa de deporte y corrió hacía él.

Y al ver a Max en el suelo reaccionó sin pensar, sin pensar quien lo viera, tiró la bolsa de deporte y corrió hacía él

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Max parpadeó varias veces, mareado ¿Se había quedado dormido? se sentía desorientado y oía voces a su alrededor...

–¿Qué demonios haces aquí?–Escuchó la voz de su hermano.
–Lando, este no es momento ni lugar para ponerse a discutir–Contestó Sergio.
Sergio, el bebé, su bebé.

Max se llevo una mano al estómago, se sentía bien, sólo un poco mareado nada más.
Cuando abrió los ojos por fin vio a Lando y a Sergio frente a frente, una rápida mirada alrededor le dijo que estaban en la oficina de su hermano,que antes había sido la de su padre ¿Cuánto tiempo había estado desmayado?
Carlos, el novio de Lando, apretó su mano entonces.

–¿Cómo estas?
–¿Qué me ha pasado?
–Te has desmayado, cariño, ¿Has comprobado tus niveles de azúcar recientemente? ¿Dónde tienes el medidor de glucosa?
–En mi mochila, en el vestuario.
Sergio y Lando se acercaron de inmediato.

–Max–Sergio se pusó de cuclillas frente al sofá y acarició su pelo–¿Te encuentras bien?
Debería haber pensado que estaría entrenando en el club esa mañana
¿Pero quién iba a imaginarse que iba a desmayarse?

Embarazado del Playboy ❉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora