"Piensa en las flores, Félix; que deben ser trituradas, maceradas y destiladas para brindar los mejores y más perdurables perfumes..."
ShortFic
Hyunlix
Romance | Fantasía Histórica
Advertencias: descripción de violencia, asesinatos, palabras soeces...
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Hyunjin había maldecido cuando se separó de su grupo para dirigirse a solas a la cabaña de su pequeño girasol apenas puso pie en Soleil y se dio cuenta de que este no se encontraba allí.
Sus intenciones habían sido ponerlo a salvo, antes de que el típico infierno que solía acompañar al ejército de Ilsang cada vez que iban en conquista de algún nuevo territorio, se desatara.
El miedo, que había causado un retorcijón en sus entrañas al no encontrarle y llevar su mirada al sol para hacerse una idea de en donde podría encontrarse, había sido el mismo que sintió aquella mañana al despertar con su pequeño girasol entre sus brazos y los susurros de un grupo de hombres desconocidos adentrándose a la cabaña.
Se había preparado para asesinarlos a todos, incluso si con eso causaba un desastre en el proceso y tenía que confesarle hasta sus más profundos miedos a su pequeño girasol al despertar y este se encontrara con semejante imagen.
Había estado listo para enfrentar cualquier cosa, menos para encontrarse a los miembros de su división buscándole luego de haber escuchado lo ocurrido en la posada y sabiendo que solo podría tratarse de algo que haría él.
Lejos de sentir alivio al volver a verles por órdenes del rey de Ilsang que consideraba que había pasado demasiado tiempo sin algún reporte de su parte, Hyunjin sintió ira y desasosiego ante lo que sus presencias en la cabaña de su pequeño girasol iba a significar.
Cuando les había pedido que dejaran la ropa que habían traído para él en el recibidor y que salieran a esperarle fuera de la cabaña, Hyunjin había tenido la idea de despertar a su pequeño girasol y decirle la verdad sobre quién era y qué había ido a hacer a Soleil, dándole la oportunidad de decidir si quería venir con él o si por el contrario prefería quedarse y esperarle hasta que volviera; con lo que Hyunjin tendría que idear un plan que le permitiera ponerle a salvo una vez que el ataque para tomar su reino empezara.
Pero entonces, uno de sus hombres había aparecido avisándole de un numeroso contingente de soldados de Soleil que habían sido informados de su presencia allí y que conocían de sobra la reputación de un reino como Ilsang. Hyunjin no había tenido otra opción más que cambiarse rápidamente y huir lejos de allí para evitar que lo relacionaran con su pequeño girasol y lo acusaran de alta traición.
Maldijo a cada deidad existente mientras se alejaba del único lugar en el que había conocido la felicidad y en donde por fin había podido experimentar el verdadero amor.
Hyunjin se odió por dejarle así, sin agradecimientos ni despedidas de por medio. Sin darle una explicación ni una esperanza a la cual aferrarse mientras volvía por él.
Porque lo haría, de eso no tenía duda.
No necesitaba pensar mucho como para saber la clase de ideas a la que su pequeño girasol habría llegado con su desaparición; consciente de que la próxima vez que estuviera antes sus ojos no habría calidez en ellos para él.
