V

683 74 9
                                    

No me gusta perder, me gusta ser quién tiene la última palabra en todo.

—Lucas Ward.

    La puerta de la estación se abre de par en par dejándome ver el cuerpo de uno de mis subordinados con la cabeza volada por completo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


    La puerta de la estación se abre de par en par dejándome ver el cuerpo de uno de mis subordinados con la cabeza volada por completo.

    Esa imagen vivirá para siempre en la memoria de todos los civiles —personas normales— que están en la estación policiaca.

   Quién lo tira al suelo, es nada más y nada menos que el maldito esposo de Ámbar.

   Sin quedarme estupefacto porque el momento no lo requiere, reacciono de inmediato haciendo que todos se alarmen.

    —¡Todo el mundo abajo!

   Todos los que se encuentran en la estación se tiran al suelo, aunque algunos son más rápidos y se esconden detrás de las mesas y escritorios.

    Agachado detrás de un escritorio, estoy buscando tan solo una forma de matar a eso hijo de puta.

    —¡Maldición! —exclamo desde un extremo de la estación.

    Con la mirada fria, porque reconozco que estas situaciones me ponen histérico, nervioso y malhumorado, echo mi vista a Ámbar para que no responda a nada de lo que él diga. Con mis manos le hago señas para que se acerque hacia donde estoy, para poder evitar que la maten.

   Ella gira su cabeza de izquierda a derecha informándome que no lo va a hacer.

   Mierda.

   No deseo morir hoy, no ahora.

   —Que golozo eres muchacho. —el esposo de Ámbar hace silencio por unos segundos.—. Te robaste a mi esposa cuando no debías hacerlo y ¿todavía no tienes los huevos para salir y dar la cara? —la pregunta que me hace, me deja con una incógnita.

    Infeliz. Ni que fuera tan estúpido para salir y ponerme delante de él. Es obvio que me dispararía y no quiero pasar por eso.

   Uno de mis compañeros me tira una metralleta automático, una MK47. De inmediato le quito el seguro y buscando un lugar fácil para apoyarme y dispararle, el escritorio en donde me estoy escondiendo, recibe un disparo.

   No puedo hacer esto.

   Tendré que correr riesgo y enfrentarme a él.

   Tiro al suelo la metralleta y la empujo para que mi compañero Joshua la tenga y en cuanto él hombre intente algo, le dispare.

   Sin pensarlo por que después me arrepiento, me levanto del suelo y saco el puñal que tengo guardado en el bolsillo de puñales de mi pantalón.

   —¿Sabes algo? Que pena que hoy vas a morir. —expreso con una sonrisa presumida en mi rostro. Esa minima acción hace que su expresión pasiva pase a una furiosa.

OBSESIÓN MORTAL Where stories live. Discover now