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A todas las personas que alguna vez les pedí ayuda cuando estaba en una crisis de ansiedad o de pánico... Me disculpo.

Sé que soy un estorbo y no es su deber ayudarme, tranquilos.

Pronto voy a desaparecer de la faz del mundo, no se preocupen.

Nunca más los fastidiaré...

Si me falta la respiración, tranquilos.

Si tengo náuseas, tranquilos.

Si me mareo, tranquilos.

Si siento mis manos y pies adormecidos, tranquilos.

Si ya no los trato amablemente, tranquilos.

Si ya no quieren ver a esta horrible, inútil, inservible e invisible chica, tranquilos.

Tranquilos... Tranquilos porque yo tampoco los quiero volver a ver en mi vida.

Tranquilos porque pronto moriré.

Tranquilos porque no recibiré la ayuda y apoyo que busco, por lo tanto terminaré muerta en suicidio.

Tranquilos, ya no se podrán hartar de mi fea voz, ni de mis asquerosas expresiones faciales, no tendrán que soportarme al hablar de literatura, música, temas e intereses mío o de mis aburridos desahogos.

Tranquilos que los eliminaré a cada uno de ustedes con algo de dolor en el corazón, en lo poco que queda de este.

Ya no se forzaran a leer mis escritos, ya no me verán porque sé que doy asco, soy repugnante, es obvio y ya no lo tienen que negar más, tranquilos.

Sé que están cansados de verme llorar y que les causa gracias mis ataques, y está bien, ni yo puedo soportar tanto de mi asqueroso yo.

Sé que soy asquerosa, aburrida, tonta, fea, inservible, inútil, estúpida, invisible y horrible.

No les guardo rencor, solo lo guardo para mí.

Después de todo, nadie quiere estar con Alexandra.

Nadie quiere ser Alexandra.

Alexandra es la reina de las perdedoras asquerosas e invisibles, claro.

Alexandra no vale la pena.

Y claro, Alexandra soy yo.

Sin trasfondo alguno.© ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora