1- Secretos

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La tarde era soleada y calurosa, los niños corrían de un lado a otro entre los payasos y malabaristas contratados con sus rostros pintados de singulares colores.

Hasta hace un par de años atrás, las reuniones entre los amigos solían ser de noche, con cerveza y dulces cócteles para las señoritas. En la actualidad nada de eso quedaba y los cumpleaños de los hijos de Nanaba y Mike, eran la oportunidad para reunirse de vez en cuando.

Levi estaba por quedarse dormido debido al aburrimiento cuando escuchó la inconfundible risa de Hanji que al parecer tenía mejor tolerancia a los niños pequeños. Se quedó algunos instantes observando su atuendo de domingo que consistía en un bonito vestido que no enseñaba demasiada piel, pero que hacía ver a Hanji bastante adorable desde la perspectiva masculina de alguien que nada sabe de vestidos ni de moda femenina.

Nanaba encontró la oportunidad perfecta para quejarse sobre la maternidad. Amaba a sus hijos por igual, pero con tres niños con exceso de energía en ocasiones deseaba coger un vuelo y largarse a una isla solitaria. Mike no hacía más que asentir, logrando apreciarse oscuras ojeras bajo sus ojos. Levi se compadeció un poco por él. Ese pobre hombre parecía no haber dormido lo suficiente en los últimos años.

—¿Ustedes llegaron juntos? —Petra rompió el momento con cierta mirada divertida quitándose el rastro de crema de la comisura de los labios.

—Cuando confirmen que están saliendo nosotros fingiremos no haberlo intuido antes —respondió Nanaba haciendo dormir a su bebé entre sus brazos.

—No sé para qué se toman la molestia de salir con otras personas cuando es evidente que no pueden vivir sin el otro. Como sea. ¿Alguien quiere más pastel? —Mike se levantó de su cómodo asiento para desviar su atención separando a los niños que se peleaban por alguna desconocida razón.

—Creo que tengo que irme— dijo de pronto Levi observando el reciente mensaje recibido en su teléfono.

—¿De verdad, Levi? ¿Un domingo? —Nanaba lo observó con desaprobación.

Levi solo se encogió de hombros, así era su trabajo y por desgracia cosas importantes como el cumpleaños de los hijos de sus amigos o las navidades con su madre debían ser postergadas sin previo aviso, según la escala de obligaciones del siempre metódico y perfeccionista Levi Ackerman.

—Creo que un día de estos deberé conocer a tu jefe y decirle un par de cosas por obligarte a trabajar un domingo —comentó Erwin.

—Oh, parece que debo irme también. Prometí ayudar a mi madre con la cena —Hanji se puso de pie ante vista y paciencia de los demás.

Nanaba se palmeó el rostro ya no tan sorprendida de que ocurriera. Siempre era lo mismo con esos dos, uno con un misterioso trabajo demandante que absorbía todo su tiempo y Hanji que tenía excusas casi siempre para marcharse antes de tiempo.

Tenía suerte si los veía al menos una vez al mes y con el asunto de la familia y los hijos, pareciera como si todos estuvieran yendo en distintas direcciones. Sin embargo, no podía molestarse con ellos. Hanji Zoe era su mejor amiga y Levi era el mejor amigo de su esposo.

Levi vio de reojo a Hanji que se despedía de todos con gran efusividad y hasta la contempló sosteniendo al hijo menor de Nanaba en sus brazos, hablándole como una estúpida incapaz de resistirse ante tan adorable bebé.

—Tía Hanji volverá pronto, no me extrañes demasiado pequeñín. Tú sigue tan lindo como siempre. ¡Dios, cuando veo a este niño me hace desear tener uno! —ronroneó Hanji demasiado melosa.

Secretos en el paraíso [Levihan / Historia completa]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon