Fünftes Kapitel: Die Strategie

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El acuerdo propuesto a Lord Erik von Hohenheim marcó el comienzo de una nueva fase en mi vida, una en la que tendría que desplegar toda mi astucia y encanto para asegurar un futuro para mi familia. Sabía que mi belleza y juventud podrían ser activos importantes en esta empresa, pero también entendía que debía ser más que una simple cara bonita para captar el interés y la admiración de Lord Erik.

Después de la fiesta en el castillo de los von Stein, comencé a planear mis siguientes movimientos con la ayuda valiosa de las criadas. Ellas, con su experiencia y conocimiento del mundo, me guiaron en la creación de estrategias que me permitieran acercarme más a Lord Erik y asegurar su favor.

Una de las primeras cosas que decidimos era aumentar mi presencia en eventos sociales donde sabíamos que Lord Erik estaría presente. Era importante que él me viera no solo como una joven hermosa, sino también como alguien que estaba bien informada, educada y capaz de llevar una conversación interesante.

Así, asistí a cenas, bailes y eventos de caridad, siempre acompañada por las criadas que me enseñaron a desenvolverme en la alta sociedad. Ellas me ayudaron a elegir vestidos adecuados que resaltaran mis mejores cualidades y me aconsejaron sobre cómo comportarme y hablar de manera que atrajera la atención sin parecer desesperada.

Durante estos eventos, me esforcé por demostrar mi inteligencia y astucia, discutiendo temas actuales y haciendo preguntas perspicaces sobre los intereses y ambiciones de Lord Erik. Aprendí a observarlo discretamente para conocer sus gustos y preferencias, adaptando mi comportamiento y conversación para captar su interés.

Además de los eventos sociales, también encontré oportunidades para interactuar con Lord Erik en un ambiente más informal y relajado. A menudo nos encontrábamos en la biblioteca o en los jardines del castillo de los von Stein, donde podíamos hablar en privado y sin la presión de la sociedad.

Fue durante una de estas conversaciones que comencé a conocer más sobre el hombre detrás del título. Descubrí que Lord Erik era un hombre de ideas progresistas, interesado en la ciencia y la filosofía. Hablamos sobre literatura, política y los cambios que estaban ocurriendo en Europa en aquellos días tumultuosos.

Poco a poco, nuestras conversaciones se volvieron más personales. Lord Erik compartía sus sueños y aspiraciones, y yo hablaba de mi amor por mi familia y mi deseo de restaurar la grandeza de los Leunam. Encontré que tenía una habilidad natural para comprenderlo y apreciarlo, y él parecía disfrutar de mi compañía tanto como yo de la suya.

Sin embargo, no todo fue fácil. Había momentos en los que dudaba de mí misma, preguntándome si había tomado la decisión correcta al ofrecerme a mí misma en matrimonio. A menudo me encontraba en la soledad de mi habitación, reflexionando sobre los sacrificios que estaba haciendo y preguntándome si todo esto valdría la pena al final.

Pero siempre volvía a la misma conclusión: era mi deber proteger a mi familia y restaurar el honor de los Leunam. Si eso significaba sacrificar mi propia felicidad, entonces así sería.

Mientras tanto, en el castillo Leunam, las cosas no mejoraban. Mis hermanos continuaban derrochando el dinero que nos quedaba en lujos y placeres, ignorando la realidad del peligro que nos acechaba. Los sirvientes murmuraban en los pasillos, las miradas acusadoras de la gente del pueblo se volvían más frecuentes.

A pesar de todos mis esfuerzos, la situación seguía siendo precaria. El tiempo seguía corriendo en mi contra, y cada día que pasaba era un recordatorio doloroso de lo mucho que estaba en juego.

Después de varios meses de conversaciones y encuentros cuidadosamente planeados, llegó el momento crucial en mi estrategia para ganar el favor de Lord Erik von Hohenheim: el compromiso formal.

Fue durante una cena íntima en el castillo de los von Stein cuando finalmente planteé la cuestión que había estado rondando en mi mente desde el primer día que lo vi. Nos encontrábamos en la biblioteca, rodeados por estantes de libros antiguos y una atmósfera de tranquilidad que solo el crepitar del fuego en la chimenea rompía.

Lord Erik y yo habíamos estado discutiendo sobre los eventos políticos recientes y el impacto de las tensiones religiosas en nuestra región. Había elegido este momento con cuidado, sabiendo que la seriedad de nuestra conversación podría allanar el camino para mi propuesta.

—Lord Erik —comencé, buscando su mirada con determinación—, he disfrutado mucho nuestras conversaciones en estos últimos meses. Me he sentido atraída por su conocimiento y perspectiva sobre los asuntos que nos rodean.

Lord Erik asintió con una sonrisa gentil, alentándome a continuar.

—Me gustaría aprovechar esta oportunidad para expresarle mi profunda admiración y respeto —continué, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza en mi pecho—. He llegado a valorar su amistad y compañía más de lo que podría haber imaginado, y me atrevo a pensar que nuestras conversaciones han establecido una conexión especial entre nosotros.

Lord Erik escuchaba atentamente, sus ojos azules fijos en los míos. El crepitar del fuego y el suave murmullo de los sirvientes afuera eran los únicos sonidos que rompían el silencio de la biblioteca.

—Por eso mismo, Lord Erik, quiero ofrecerle mi mano en matrimonio —dije finalmente, con la respiración contenida.

Hubo un instante de silencio en el que el tiempo pareció detenerse. Sentí el peso de mi propia audacia, esperando la respuesta que sellaría mi destino y el de mi familia.

Lord Erik se puso de pie lentamente y se acercó a mí con una expresión indecible en su rostro. Tomó mis manos entre las suyas, mirándome profundamente.

—Rudbeckia, eres una mujer excepcional y admirable —dijo finalmente, con voz suave pero firme—. Me honras con tu propuesta, y debo confesar que mi afecto por ti ha crecido desde que nos conocimos.

Mi corazón dio un vuelco de alivio y alegría. Lord Erik estaba aceptando mi propuesta.

—Acepto tu propuesta de matrimonio, Rudbeckia —dijo con una sonrisa, antes de inclinarse para besarme la mano con gentileza.

Un suspiro de alivio escapó de mis labios. Había logrado lo que me propuse, había asegurado un futuro para mi familia. Ahora, no solo tenía la promesa de restaurar el honor de los Leunam, sino que también estaba comprometida con un hombre que respetaba y apreciaba.

Durante los siguientes días, la noticia de nuestro compromiso se extendió por el castillo de los von Stein y más allá. Lord Erik y yo comenzamos a planear nuestra boda, buscando una fecha que fuera lo más conveniente posible dadas las circunstancias políticas y sociales.

Sin embargo, a pesar de la felicidad que sentía por mi compromiso, no pude evitar preocuparme por Katherine y por lo que estaba pasando en el castillo Leunam. La ausencia de mi hermana me pesaba en el corazón, y los problemas financieros continuaban sin resolverse. Mis hermanos seguían derrochando el dinero que no teníamos, ignorando las advertencias de los sirvientes y las miradas acusadoras de la gente del pueblo.

Con el tiempo, la tensión en el castillo Leunam se hizo insostenible. Las cosechas se marchitaban en los campos, los animales languidecían y el castillo se convertía en un lugar cada vez más inhóspito. Las noches que pasaba en el bosque se volvieron una necesidad, una forma de escapar del dolor y la desesperación que llenaban mi vida diaria.

A medida que nos acercábamos a la fecha de nuestra boda, me preparé para dejar atrás mi vida en el castillo Leunam y empezar una nueva vida como la futura esposa de Lord Erik. Sabía que mi matrimonio con él era la única manera de asegurar un futuro para mi familia, pero también entendía que me enfrentaba a un mundo completamente nuevo y desconocido.

Aun así, mantenía la esperanza de que, con mi compromiso con Lord Erik, podría salvar a mi familia de la ruina y restaurar el honor de los Leunam una vez más.

Malditas: La Historia de RudbeckiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora