2-Dejarlo ir

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Alexandra.

Todos en la escuela hablan sobre el duelo entre Stevenson y Mclagguen, si bien nuestros atletas dan vergüenza, hoy más que otros días se han estado esforzando, practican en la mañana, a la hora del almuerzo y en la salida, parecen decididos a ganar.

Las prácticas han terminado, con gritos de Samael, quien es el líder del equipo, hacia los demás ¿Por qué es tan importante este partido? simple, nuestra escuela jamás ha ganado contra ninguna otra y Stevenson es una escuela en dónde solo hay niños mimados y ricos.

Cómo de costumbre subí al autobús y me senté junto a la ventana, el aire fresco golpeaba ligeramente mi rostro, amaba esa sensación de libertad, mechones rebeldes revoloteaban por mi cabeza, después de un rato llegamos a la parada y al bajar espere en los bancos a que el siguiente autobús pasara.

Pasados diez minutos  el autobús porfin llegó y logré subir, durante mi trayecto divisé muchas flores,árboles y aves, me gustaba ver la belleza de la naturaleza, al bajar del autobús caminé hacia casa, me paré delante de la puerta para buscar mis llaves y desde afuera se oían los gritos de mi madre.

—¡Ya basta! ¡Te he dicho que no puedes controlarme de esa manera!—dijo muy enojada.

Abrí la puerta y entré por completo en la habitación, no sin antes asegurarme de cerrar bien.

—¡Eso no es controlar!—le respondió mi padre.

—¡Porsupuesto que si, me seguiste cuando salí del trabajo!—exclamó  furiosa mi madre.

Sus peleas eran algo habitual, me sorprendió verlos tan temprano en casa, normalmente llegaban después de las once de la noche, pero hoy era la excepción, era mediodía y ellos estaban en casa, subí a mi habitación intentando no ser vista y me encerré, después de cinco minutos escuché un gran portazo en la entrada principal más no me inmuté en ver qué pasaba porque ya lo sabía, mi padre salió de casa.

Sabía que mis padres me amaban a su manera, por eso siempre quería que se sintieran orgullosos de mí y de todo lo que hacía, la satisfacción dr haberlos complacido con mis notas era más de lo que podía desear.

Mi madre salió después y  volví a quedarme sola en casa. Había terminado mis tareas y demás deberes entonces decidí pasar la tarde en uno de los lugares que más amaba en el mundo, una cafetería ubicada a pocas calles de mi casa.

Tomé mis cosas y salí , el viento soplaba y lo único me apetecía era un café o algo calientito, llegué y un excelente aroma a pastel y pan recién horneado inundó mis fosas nasales,es una cafeteria muy linda, tiene paredes marrones y tonos beige,  es un excelente lugar para poder relajarse un rato y desconectar de todo lo que me agobia, me acerqué al mostrador y pedí un capuchino con unas galletas de chocolate, con mi orden en mano me senté junto al gran ventanal que había y poder ver cómo pasaban parejas tomadas de la mano, riendo y demostrando todo su amor, esto hizo que mi ánimo decayera.

«Tal vez si fuera más linda o delgada Nate aún seguiría conmigo»

Observé las galletas replantandome muchas veces si comerlas estaba bien y decidí que no, tenía que dejar de comer tal y como lo estaba haciendo, tenía que cambiar para poder ser feliz y que mo voda sea diferente.

Tomé mi merienda y se la di a un chico que estaba cerca, ni siquiera vi su rostro, decepcionada emprendí camino hacia mi hogar, mi terrible y abrumador hogar, es lugar era un nido de problemas, cosas que odiaba mucho.

Al llegar subí a mi habitación y dormí, me sentía agotada , no podía dejar de pensar en todas las cosas que tenía por hacer al día siguiente, sumergida en mis pensamientos no me di cuenta y me quedé dormida.

¿Destino O Casualidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora