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★★★


Cuando Jungkook subió al menor al auto, este estaba determinado a resistirse un poco, sin embargo, la falta de fuerzas debido al frío que calaba su ropa empapada y entraba en contacto constante con su cuerpo lo venció. El aire acondicionado del auto le proporcionaba cierto alivio, por lo que finalmente decidió ceder y permitir que Jungkook lo llevara a casa. Se alejó deliberadamente de él, posicionándose cerca de la puerta para poner la mayor distancia posible entre él y el pelinegro.

– Sinceramente, si te hubieras resistido un poco más, habría dejado que te fueras de patita hasta tu casa. – comentó el mayor.

Jimin lo miró con fastidio y no respondió.

– ¿Sabés qué es lo que pasa? Vos no tenés conciencia de tu propio cuerpo, desde siempre fue así. Si no fuera por mí o por tu amigo, muy probablemente tu salud empeoraría con el pasar de unos pocos años. – expresaba Jungkook con clara queja.
– Jimin, estás apunto de cumplir 18 años, ¿Podés empezar a mirar por vos? ¿Por qué sos tan descuidado con vos mismo?

Jungkook continuó parloteando un poco, pero se detuvo al no escuchar ni siquiera una queja de parte del menor. Cuando miró en su dirección, notó que a pesar del aire acondicionado encendido, el pelinegro más pequeño temblaba, acurrucándose entre sus propios brazos en busca de calor.

En ese momento, el mayor se golpeó la frente mentalmente, pensando en como podría ponerse a renegar con el menor cuando éste yacía empapado y encima anteriormente se había estado sintiendo mal.

A veces te mereces que te dejaran eh. Pensó el mayor.

Entre esos pensamientos, un recuerdo se superpuso a la escena actual. Era  Jimin en un estado similar que ahora, pero en cambio, este estaba sollozando y temblando en sus brazos. La imagen de su rostro lastimero y empapado estaba tan fresca en su mente que revivió la misma sensación que tuvo en ese momento.
Desesperación.

La mirada del mayor reflejó inquietud mientras sus manos anhelaban abrazar a la frágil figura del menor. Se mordió el labio inferior y, tras una breve reconsideración, dudó si sería adecuado abrazar a Jimin en ese momento. Sin embargo, al notar la postura defensiva de este, concluyó que no sería una buena idea.

Entonces recordó que en un compartimiento, guardaba una manta que solía llevar desde los días en que eran novios con el pequeño pelinegro. Este último era propenso al frío y acostumbraba ir a la escuela con ropa liviana, como en ese momento, Jungkook se irritaba al verlo llegar tan desabrigado. Consciente de que a veces llegaba a estar enfermo por semanas enteras, y sabía cuán mal la pasaba el menor, decidió empezar a llevar consigo un abrigo y, junto con él, una manta en su auto.
Cuando era hora de regresar a casa juntos, sacaba la manta y la envolvía alrededor de Jimin, abrazándolo hasta que el pelinegro se sintiera cálido.

Sacó la manta de dónde la tenía guardada y miró al menor que no se había movido de su posición inicial. Carraspeó un poco y habló.
– Mh ¿Querés la mantita? – de manera involuntaria, el diminutivo escapó de sus labios.

Inicialmente, Jungkook dudó de si funcionaría, ya que había pasado un tiempo desde que no utilizaba la manta y pensaba que tal vez, ya no tendría el mismo valor para Jimin.

Sin embargo, al escuchar la palabra "mantita", Jimin se enderezó en el asiento y fijó la mirada en el trozo de tela amarilla. A pesar de sus esfuerzos, varios recuerdos inundaron su mente, apretando su corazón. Aunque la manta evocaba memorias que Jimin preferiría dejar atrás por su bienestar mental y emocional, agarró la tela, o más bien, se la arrebató de las manos de Jungkook. El contacto con la tela le resultó familiar, deseando abrazarla contra su pecho para experimentar la tan conocida calidez que le proporcionaba.

𝐀𝐋𝐖𝐀𝐘𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐘𝐎𝐔 - kookmin auWhere stories live. Discover now