D o s

24 1 0
                                    

Adelya

Siento un pinchazo en el cuello y un dolor por todo el cuerpo, al despertarme solo veo la soledad de mi habitación. ¿Qué ha sido eso? Por el rabillo del ojo veo una sombra por la ventana y cuando me levanto y asomo, ya no esta.

Me despierto hiperventilando, tengo sudores fríos y el corazón a mil. Otra vez ese sueño, el estúpido sueño que lleva siguiéndome desde hace unos meses. He probado de todo, incluso pastillas para dormir y nada impide que sueñe con eso minino una vez a la semana.
Miro el despertador que indica que son las ocho de la mañana y me levanto para ir al instituto.

—¿Emocionada por el partido? — la voz de Sara me retumba en los odios, no he podido dormir y estoy de muy mal humor.

—Emocionadisima — intento ser amable.

—Yo pienso que si ganan te lo va a dedicar.

—No me emociona mucho esa idea.
Estamos andando por los pasillos hacia la clase de inglés cuándo noto que mi corazón se acelera y miro atrás, ahí lo veo, está entrando en un aula vacía. Me despierta la curiosidad.

—Sara, ahora vengo — me despido de ella y me dirijo al aula.

Cuando llego a la puerta y toco el pomo me pienso si de tendría que entrar, todos mis sentidos me dicen que no pero mi corazon late cada vez mas fuerte mientras me acerco mas a el, decido entrar. Las persianas están un poco bajadas, lo suficiente para poder ver a la perfección pero que el sol no moleste, cada mesa esta colocada perfectamente y él esta de espaldas mirando una estantería.

—¿Nadie te ha dicho qué seguir a la gente es de mala educación? — su altura impone.
Me quedo callada pensando, no se porqué he entrado pero lo he echo y ahora no se que decir.

—¿Te ha comido la lengua el gato? — no lo veo pero se que está sonriendo.

—No te importa — suelto. Mis piernas se mueven prácticamente solas y acabo detrás suya, creo que no se ha dado cuenta.

—¿Por qué me estas siguiendo?

—Pff, no te estoy siguiendo.

—No mientas.

—No sé porqué estoy aquí, ¿vale?

—Yo lo sé.

—¿Ah sí?

—Te sientes atraída por mí — murmura mientras ojea un libro de texto.

—Pff, más quisieras.

—Soy irresistible.

—Lo que eres es un coñazo, no se cómo te soportan — parece darse cuenta de que estoy ahí, se gira bruscamente y quedamos cara a cara.

—Mira niñita, si lo único a lo que vienes es a molestar, vete a infantil, ahí por lo menos te aguantarán.
¿Quién se cree? Ni que fuera mas mayor que yo, apuesto a que tenemos la misma edad.

Me paseo lentamente por el aula, es sencilla, con sillas y mesas color madera y una pizarra de tiza que seguramente tenga mas años que yo. El aula se inunda de el, de su presencia, de su perfume a nardos y un toque masculino.

—Veo que eres nueva, tendrías que ir a clase — suelta sin más.

Me siento sobre la mesa del profesor y me pongo a jugar con un boligrafo —Tu también tendrías que estar en clase.

—Eso no es de tu importancia

—Lo mio tampoco.
Se acerca lentamente hacia mi mientras siento que el tiempo se para, donde solo estamos el y yo, quiero salir corriendo pero mi cuerpo no responde.

—¿Por qué has venido aquí?

—No te tengo que dar porque explicaciones.

—Vete, este pueblo no es bueno para ti, no pintas nada.

Ruedo los ojos — No voy a dejar que un don nadie me diga lo que debo hacer.

—¿A sí? — me aparta el pelo del cuello y me susurra al oído — Si no te vas pronto, no podré ayudarte más.
¿Cómo que ayudarme? ¿De qué habla? Hago un ademán de decir algo pero ya se ha ido. Me quedo sola, con su perfume inundando mis fosas nasales. Estoy empezando a odiarlo

***
Corto pero intenso ¿Qué opináis? ¿A qué creeis que Zatch se refiere?
Perdon por no actualizar, tengo muchas obligaciones académicas y ahora entro en epoca de examenes, intentare publicar mas seguido.
Besitos I.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 28 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

El sabor de su pielWhere stories live. Discover now