|007| Leandro Paredes.

1.6K 79 4
                                    







Reíste levemente al escuchar a tu pareja y a sus amigos putear al televisor. Hoy jugaba Boca Juniors - Fluminense y Leandro estaba re manija desde hace semanas atrás.

Y cómo no, invito a varios de sus compañeros de la selección argentina, incluyendo a algunos hinchas de River Plate.

Terminaste de preparar varios fernet, junto a Oriana, Agustina y Valentina. ¿Era raro que una pareja hincha de River Plate estuviera en la casa de un bostero? Si, pero tampoco le dieron mucha importancia. Leandro quería subirse el ego viendo las caras de orto de ambos.

—Estan re manijas estos— habló Agustina, entre risas.

—Mal, ya veo que Boca pierde y Leandro rompe una ventana o algo.— hablaste, obviamente en joda. Haciendo reír a las chicas presentes.

—¿Vos de qué club sos?— te pregunto Valentina.

—De River, obvio.

Las tres chicas soltaron una risa.

—Me imagino lo lindo que lo estás pasando en estos momentos— acotó Oriana, agarrando dos vasos de fernet para llevar al living, donde estaban sus parejas.

( Horas después... )

El partido había terminado, y tu pareja, Leandro, no estaba muy feliz. Supiste que era por la derrota de su club, obviamente.

Las demás parejas fueron retirándose de su casa, y cuando la última se fue, te acercaste a un Leandro un poco enojado.

Reíste levemente y le acariciaste el pelo.

—¿Qué pasó, mi vida?— preguntaste, para joderlo. A lo que el te miro con cara de orto.

—Nada.— se alejó, agarrando su vaso, que contenía un poco de fernet.

—Ay.. No te enojes— alargaste la última palabra—. ¿Me compartís?

Leandro te miró con una ceja levantada, pero te extendió el brazo con el que sostenía el vaso.
Tomaste del mismo lugar donde el había tomado hace pocos minutos y lo volviste a dejar en la mesa.

Leandro extendió sus brazos para que lo abrazaras, algo que hiciste. El apoyo sus brazos sobre tu cintura, mientras que vos apoyaste los tuyos sobre su nuca.

De un momento a otro, Leandro te sentó encima de él. Algo que no viste malo, porque era costumbre estar de esa forma con el, estabas tranquila hasta que sentiste como sus manos bajaban hacia tus glúteos.

—¡Leandro! ¿Qué haces?— te separaste levemente de su cuerpo, para verlo a los ojos. Haciendo que él riera.

—Nada, ¿Ahora no puedo tocar al amor de vida?— preguntó con voz ronca, haciendo que su nariz chocase con la tuya.

—Y si, pero no te hagas el vivo.

—No sé porque decís eso, pero bien que te gusta— murmuró, dejando un beso en tu oreja.

Suspiraste y te acercaste más a su cuerpo. Leandro y vos no habían sido de estar a full con su vida sexual, pero desde que estaban juntos, lo hacían cada que podían. Obviamente querías que te cogiera, pero tampoco le ibas a dar el placer, subirle el ego era fácil así que tampoco ibas a hacerlo.

Una de tus manos comenzó a acariciar un collar que Leandro tenía, el cual vos le habías regalado hace pocos meses. El, sintiendo cierta excitación, pasó una de sus manos por abajo de tu remera, llegando hasta tu corpiño, que desprendió con facilidad.

—¿Vos sos sordo?— consultaste entre risas.

Leandro te respondió con una leve risa, y comenzó a dejar besos húmedos en tu clavícula.

—Estas cariñoso ahora, eh. Ojalá todas las veces que Boca pierda seas así.

Sentiste como mordió con delicadeza tu piel, a lo que con otra de tus manos comenzaste a jugar con los mechones de su cabello.
De a poco, sentiste como un bulto se hacía sentir por las costuras de tu short. Sentiste tu zona un poco mojada, pero no le diste mucha importancia, porque los labios y la lengua de Leandro iban bajando poco a poco.

—Mi vida, mi reina,¿Me darías el honor de sacarte la remera?— habló Leandro con una leve risa contenida, aún metido en tu cuello.

Asentiste con la cabeza, conteniendo un jadeo por lo anterior.
Leandro saco con delicadeza tu remera, dejando a la vista tu corpiño, el cual se te bajaba poco a poco. Aproximo su cabeza hasta tu pecho, pero apoyaste tu mano impidiendo aquel hecho.

—¿Y vos no te vas a sacar nada?

Leandro levantó las cejas, para después sacarse su clásica remera de su club.

—¿Ahora sí puedo, señorita?— preguntó Leandro, apretando tus glúteos y empezando a mover en círculos tu culo sobre su pija.

Soltaste un gemido leve, algo que fue música para los oídos de tu pareja. Asentiste con rapidez, haciéndolo reír.

Leandro comenzó a bajar tu corpiño negro mientras dejaba chupones por cada rincón. O como el les decía, su forma de demostrar su amor. Y, por más que fuera una simple joda, a veces ambos se lo tomaban en serio.

Mientras los dedos de tu mano izquierda acariciaban el pelo de tu esposo, tu mano derecha viajo hacia su pantalón corto. Comenzaste a jugar con la tira de él, hasta que pasaste tu dedo índice por adentro de su bóxer.

—Que hija de puta que sos— habló Leandro entre tus pechos. A lo que soltaste una risa no muy sonora.

Leandro agarro tu culo con fuerza, levantandose y dirigiendo a ambos hacia la habitación matrimonial que compartían.

Al llegar, el te tiro con cierta delicadeza a la cama, mientras que se sacaba el pantalón corto.
Cuando quedó solo con su bóxer, subió a la cama y dejo varios besos sobre tus labios, mientras bajaba tu short junto con tu tanga.
Al terminar, comenzó a realizar un camino de besos y chupones desde tu clavícula hasta tu vagina. Y, después de aquello, comenzó a meter dos de sus dedos en tu entrada vaginal, haciéndote gemir.

Al llegar a tu punto g, comenzó a mover sus dedos en círculos, haciendo que te corrieras en pocos segundos sobre sus dedos, los cuales chupo tiempo después.

—Date vuelta— ordenó Leandro con voz ronca y, en pocos segundos, cumpliste la orden—, en cuatro, linda.

Suspiraste con cansancio por la situación anterior, pero cumpliste con lo que te dijo.

Viste como Leandro abría uno de los cajones de la mesa de luz, sacando un condón y colocandoselo. Y, sin previo aviso, de una sola estocada se metió dentro de ti, provocando que soltaras un gran gemido.

Los jadeos mezclados con gemidos de ambos inundaban la habitación, hasta que ambos acabaron.

Leandro salió de ti con delicadeza, a lo que ambos se tiraron en la cama con la respiración agitada.

—Te amo— habló Leandro, girando su cabeza para verte a la cara.

—Yo más, amor— hablaste. A lo que Leandro extendió uno de sus brazos, para que te acuestes en su pecho. Acción que hiciste.

El depositó un beso en la coronilla de tu frente, a lo que sonreíste levemente.

—Me encanta cuando sos así de sumisa— susurró Leandro.

—Uh cagaste el momento, gil— reíste y dejaste un beso en la comisura de sus labios.

—Besame bien, nena— agarro tu mandíbula sin lastimarte y dejó un beso largo y apasionado sobre tus labios.

—Sos re atrevido vos.







«★ N O T A ★»

Me pareció re choto este one shot pero bno, la vida ahre.

Les gustaría un shot del dibu o de Enzo?🤑

Besos de sexo amigass

𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭'𝐬 - Scaloneta.Where stories live. Discover now