Helmut Zemo | No debería pero lo es |

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Helmut sostuvo con agilidad la abultada carpeta llena de exámenes qué seguramente reprobarían a toda su clase. Sostuvo el portafolio con la otra mano y salió del edificio de ingenierías. El atardecer se acercaba, con el sol ocultándose al otro lado y tiñendo el cielo de tonos naranjas suaves. Camino hasta llegar al estacionamiento, deteniéndose en la entrada del mismo para buscar la llave del auto en su bolsillo. Después, alzó la mirada, y a mitad del estacionamiento, frente a un Corvette del año de color negro, una cliché pero amarga escena se presentaba.

Era clásico de un romance universitario, especialmente si consideraba qué ambos eran hijos de padres millonarios y que esta era la universidad más cara del país. Era común, cliché y no debía importarle. Pero lo hacía, le importaba más a Helmut de lo que debería. Annika le rodeaba el cuello con sus brazos y Harry la sostenía de la cintura, ambos envueltos en un profundo beso. Helmut apartó la mirada de inmediato, dándose cuenta de que estuvo mirándolos más tiempo del qué quizá debería. Por suerte su auto estaba en la entrada del estacionamiento, evitando cualquier mirada o contacto.

Trato de no pensar en ello. Solo subió, dejó los exámenes de lado y arrancó el auto. Saliendo del estacionamiento demasiado rápido. ¿Por qué le molestaba de todos modos? Annika era su estudiante. Su brillante, altanera y hermosa estudiante. Para ser una mujer tan inteligente, no entendía porque se dejaba envolver por los encantos de Osborn, el muchacho solo la usaba para los proyectos escolares y aparentar un alto estatus. Seguramente sus familias estaban encantadas, Industrias Stark y Corporativo Osborn eran dos gigantes de la tecnología que si se fusionaran, fabricarían lo imposible. Aún más con una mente tan brillante como la de Annika.

Aun así, Helmut conocía a Annika lo suficientemente bien como para saber que a ella eso no le importaba. Entonces ¿Por qué dejarse llevar por el niño rico? Cuando llegó a su apartamento, preparó una sopa instantánea y se dedicó a calificar los exámenes, sin embargo su mente tan inquieta ni dejaba de pensar en ella, tan suavemente acurrucada, con el rostro sereno, bañada por la luz del sol. Era una distracción y una fantasía qué podía mantener oculta en su mente. Quizá hubiera logrado controlarlo lo suficiente de no ser porque a la mañana siguiente, ella estaría en su clase.

Vestida con una mini falda de color azul pastel y una chaqueta negra, decidió evitarla a toda costa. No la miró durante la clase. No hasta que fue la hora de irse.

-No olviden pasar por sus exámenes en mi escritorio- ella se quedó al final, a propósito o no, Helmut fingió no verla mientras tonteaba en su móvil.

-¿¡Un nueve!? ¡Todo estaba correcto!- reclamó ella mirando su exámen. Tenía un récord de exámenes perfectos, al menos hasta ese día.

-Oh, excepto la pregunta, la 25. Una confusión, era 6, no 9- Annika rápidamente abrió el examen mirando la pregunta, su confusión, sorpresiva por mirar mal un número, rompió un récord de cuatro meses- Siempre hay una primera vez para todo.

-Vale, es mi culpa- suspiro mientras tomaba un lápiz del bote de lápices de Helmut. La conoce, es demasiado perfeccionista como para dejar la pregunta en error. Así que la vio borrar el procedimiento y la vio hacerlo como si se tratara de una simple suma. Helmut la miró con la pregunta picando en su lengua. El negro contrasta bien con su piel clara.

-¿Por qué Osborn?- preguntó finalmente, haciendo que ella se detuviera, alzó la mirada con curiosidad.

-¿A qué te refieres?- pregunto, tuteandolo como solo ella hace sin qué le parezca una falta de educación.

-Te vi con Osborn ayer en el estacionamiento- ella se pasó la lengua por los labios, humedeciendolos. Helmut siguió el movimiento con las manos tensas sobre los descansa brazos- Sabes que solo te usa ¿No?- ella bajó la mirada, con una sonrisa tranquila mientras anotaba el resultado al final del ejercicio.

-Lo sé- dijo finalmente, mirándolo a los ojos. Ella se sostiene sobre una mano en el escritorio.

-Entonces ¿Por qué te quedas con él?- su curiosidad fue más grande de lo que debe, pero no se detuvo- Y no creo que sea por el dinero, tu padre puede ser más rico que el suyo- ella asintió con la cabeza y lo miró con curiosidad, entrecerró los ojos ligeramente, como si quisiera adivinar qué había dentro de su cabeza. El rubio compartió su mirada, y se miraron a los ojos finamente hasta que la ojo azul apartó la vista.

-Por la atención- respondió mirando el bote de lápices, tomó varios, mirando los colores.

-¿La atención?- pregunto confundido, ella asintió,

-Trata de mantenerme contenta para ayudarle. Sabe que el día en que haga algo que me moleste, lo dejaré en el olvido, sin importar nada.

-No me parece una razón válida- se burló el rubio, ella soltó una risa suave- ¿No crees que te mereces a alguien mejor?

-¿Alguien mejor? ¿como quien?- preguntó mirándolo con ojos de muñeca, inclinándose hacia él con provocación. El escote de la blusa podía dejarlo mirar pero no bajo la mirada, la mantuvo en ella. Es la única pregunta a la que no tuvo respuesta. Entonces, el destello de travesura en sus ojos anunció una inteligente respuesta- ¿Alguien como tu?

Su respiración se entrecorto. Finalmente dándose cuenta que el tablero ha sido colocado en su contra. La miro unos segundos a los ojos. No fue consciente de lo que hizo, de donde tomó las fuerzas para poder levantarse y caminar hacia la puerta del salón de clases, cerró la puerta. Annika lo miró con una ceja arriba y el camino hasta ella, manteniéndose tan cerca, era más pequeña que él por unos veinte centímetros. La travesura volvió a brillar en sus ojos mientras batía las pestañas con coquetería.

-Si- respondió, inclinándose cerca de su rostro. Annika sintió su aliento sobre la piel de su mejilla- Alguien como yo- entonces tomó su rostro con ambas manos y la besó. Saboteando el sabor a chicle de su brillo labial.

No debería besarla pero lo hace. Annika debería apartarlo e irse, pero se queda, correspondiendo su beso. No debería sentirse celoso de Osborn, pero lo hace. No debería estar enamorado de su estudiante, pero lo está.

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