Capitulo 1.

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"Maldito sea ese imbécil", mascullaba entre dientes mientras me sumergía en las viñetas de mi manhwa favorito en la pantalla de mi celular, en plenas horas de la noche. El enojo me consumía sin darme cuenta de que, justo en mi propia casa, se cernía un peligro que estaba a punto de manifestarse. Mi habitación estaba iluminada solo por la luz tenue de mi dispositivo, creando un ambiente casi surrealista. Cada trazo y palabra en la pantalla encendía mi frustración mientras seguía la trama que me tenía atrapada. "¡Jaekyung, eres un completo idiota!", exclamaba en voz alta, como si mi descontento pudiera llegar a los personajes y cambiar el curso de la historia.

En los confines discretos de mi ser, o más precisamente, a través de la modesta abertura de mi ventana, alguien ingresó sin emitir el más mínimo susurro. La invasión de mi espacio pasó desapercibida, hasta que la penumbra se apoderó de mi entorno. No llegué ni siquiera a resguardar mi celular, a concluir mi inmersión en "Jinx". Para mí, aquello constituyó el colmo, un descuido que eclipsó el desenlace de la trama que me tenía cautivada. Ni siquiera había tenido la oportunidad de guardar mi celular antes de que el mundo a mi alrededor se sumiera en un oscuro misterio. 

Y, sin embargo, en ese instante, el pensamiento que debería haber ocupado mi mente se volvió claro. No había considerado la posibilidad de que mi familia, aunque ausente en ese momento, significaba más de lo que admitía. La negligencia de quienes me rodeaban había creado en mí una apatía hacia su presencia.... 

Y así, en un momento de crisis existencial que rivalizaría con las peores telenovelas, mi cerebro decidió hacer una pausa dramática y reflexionar: '¿Por qué demonios estoy aquí consciente? ¿Es este el misterioso paquete que la muerte entrega a la llegada?'. Mi mente, que normalmente bailaba entre el caos y la cordura, ahora estaba en modo pánico total. Imagina a un grupo de hámsteres corriendo en sus ruedas mentales, pero en lugar de ruedas, eran pequeñas montañas rusas de ansiedad. Mis pensamientos se convirtieron en una comedia absurda de preguntas existenciales. ¿Me estaba perdiendo algo? ¿La muerte era un evento tipo fiesta sorpresa, pero nadie me había dado el memo completo?

Así que si... estaba yo, en medio de una crisis existencial a altas horas de la noche, con mi mente tratando de descifrar el enigma de la vida y la muerte.

Y de repente, como si mi cerebro hubiera decidido activar el modo de "darse cuenta de las cosas", comencé a tener una sensación extraña. Me sentía, pero el lugar era tan acogedor que me invadió una ola de sueño que haría que hasta una siesta de gatos pareciera lo más fantastico del mundo.Entonces, con la intención de abrir mis ojos y abrazar lo que fuera que estuviera sucediendo, me di cuenta de que algo viscoso estaba conspirando en mi contra. Intenté, con gran esfuerzo, abrir los párpados, pero era como si mis ojos estuvieran sellados con pegamento cósmico. ¡Plan frustrado número uno!, en un acto desesperado por entender mi situación, decidí hacer un movimiento estratégico: mover las piernas. Sin embargo, en lugar de sentir el suelo bajo mis pies, me encontré con una sorpresa más grande que un regalo de cumpleaños anticipado. ¡Oh, mierda! Mis piernas no estaban tocando suelo firme, sino algo más suave y, espera... ¿esponjoso?Fue en ese momento, en medio de mi intento de escape del pegamento ocular y la revelación de mi inusual almohada de piernas, que me golpeó la terrible realidad: creo que estoy dentro de un saco de gestación... ¡Dios mío, esto es como si alguien hubiera decidido que mi vida necesitaba un giro al estilo ciencia ficción cómica! ¿Quién demonios me puso en este paquete de nacimiento y cuándo firmé para esto? Mis problemas existenciales ahora incluían la posibilidad de haber ingresado al mundo como un paquete de regalo sorpresa. ¡La vida, siempre encontrando maneras de sorprenderme, incluso desde el inicio!

Entonces, mi nivel de pánico estaba llegando a una categoría que ni siquiera tenía nombre. Quería escapar de este lugar, así que comencé a lanzar patadas en todas direcciones, como si estuviera protagonizando mi propia versión de un intento de fuga. El único problema era que, por alguna razón cósmica, mis patadas no estaban logrando el efecto deseado. Era como si el saco de gestación fuera a prueba de patadas, pero eso no me detuvo.

Ahí estaba yo, en medio de un frenesí de patadas, en una lucha contra un saco que, por todas las apariencias, había decidido que sería mi nuevo hogar de nacimiento. ¡Qué ironía! Mis patadas, aunque no estaban abriendo camino hacia la libertad, al menos me proporcionaban una especie de impulso hacia adelante. ¡Vaya técnica revolucionaria de parto, verdad?Y luego, en el momento más dramático de mi intento de escape, me di cuenta de que había alcanzado una encrucijada cósmica: entre quedarme atascada en este saco de gestación cómico o, en un giro surrealista de la vida, desencadenar el parto de mi madre, que, hasta donde sabía, aún no había tenido lugar. ¿Quién necesita dramas televisivos cuando puedes protagonizar tu propio episodio de un evento traumático desde el útero? ¡Ah, la vida, siempre encontrando maneras de mantenerte en vilo, incluso antes de salir al mundo!

A medida que las horas avanzaban, mi espacio acogedor se encogía más rápido que una camiseta en la secadora. Aquí estaba yo, en una versión de un programa de televisión sobre el desafío de escapar de un saco de gestación. Seguramente mi mamá estaba por ahí en algún lugar maldiciendo este episodio prolongado. No contenta con ser una especie de astronauta intrépida en mi viaje a través del útero, decidí que la única salida era empujar con más fuerza que un tren a toda velocidad. Mis esfuerzos eran dignos de un héroe de acción, aunque en este caso, el villano era un saco que parecía tener su propia agenda.

Y así, como si mi vida dependiera de ello (lo cual, en este escenario, sí parecía ser el caso), me embarqué en una épica lucha para liberarme de este capullo cósmico. Fueron horas, sí, literalmente horas de maniobras, patadas y empujones. Mis estrategias eran más elaboradas que un plan maestro de escape, pero el saco parecía tener sus propios planes retorcidos. En un momento, me encontré en una situación tan pegajosa que hasta el saco pareció pensar: "¿Quizás debería darle un descanso?". Me quedé atascada, como una estrella de rock que se queda atrapada en su propia entrada triunfal. Era el clímax de mi odisea prenata, y todo lo que podía pensar era que mi madre debía tener un vocabulario interesante para describir este momento desde su perspectiva.

En resumen, mientras yo luchaba con mi propio drama de parto, el saco de gestación se convirtió en el escenario de una comedia que podría rivalizar con las mejores películas de ciencia ficción. ¡Ah, el caos del nacimiento, donde cada patada y atasco es una sorpresa hilarante en el guión de la vida!

Después de un maratón de horas dando patadas, me encontré en un momento filosófico en medio del saco de gestación. ¿Saldría y enfrentaría el mundo exterior, o simplemente me quedaría aquí, donde la temperatura era como un abrazo constante y todo estaba bastante bien? La respuesta parecía obvia hasta que recordé que el mundo exterior no estaba exactamente a la temperatura ambiente. Decidí que enfrentaría el desafío de salir. Fue entonces cuando el mundo exterior me saludó con un baldazo de agua más fría que el polo norte. ¡Era como si alguien hubiera decidido que mi entrada al mundo debía tener un giro dramático estilo película de Hollywood!

Y como si eso no fuera suficiente, de repente sentí un corte tan doloroso que habría hecho que las lágrimas de un bebé parecieran un paseo por el parque de diversiones. ¡Aplausos para el drama, seguro! Mi entrada triunfal al mundo estaba salpicada de un dolor tan agudo que ni Shakespeare podría haberlo imaginado. Así que ahí estaba yo, recién llegada al mundo, sintiéndome como si hubiera protagonizado mi propia versión de un espectáculo de variedades . ¡Bienvenidos al caos del nacimiento!.

Mi melodramático concierto de llanto se apagó abruptamente cuando, de la nada, una voz bastante grave y misteriosa resonó en el aire. Esperaba encontrarme con la suave bienvenida de mi madre, pero más parecía la voz de un chico melancólico, intenté abrir mis ojos para tener una vista de mi madre pero, ¿adivinen qué? La visión era más borrosa que una fotografía tomada al Bigfoot.

Como si eso no fuera suficiente, llegó el giro inesperado de la trama. Otra voz, esta vez gruñona hasta el punto de enviar escalofríos por mi recién estrenada columna vertebral, irrumpió en la escena. "Dan, ya lo tuviste mucho tiempo, ¡pásalo!", gritó, como si estuviéramos en medio de una acalorada discusión sobre quién debería tener el control remoto.

"Dan" mi mente empezó a recopilar recuerdos hasta que casualmente pienso en el reciente manhwa que voy leyendo.... Jinx

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⏰ Última actualización: Nov 25, 2023 ⏰

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