the beggining

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| 𝐭𝐨𝐨 𝐥𝐚𝐭𝐞 |

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| 𝐭𝐨𝐨 𝐥𝐚𝐭𝐞 |

❍ prologue, introduction: waking up in the room.

Definitivamente, no lo recordabas.

No recordabas cuando empezó, ni siquiera cómo, o quizás porqué. Pero de algo estabas seguro: Sabías las consecuencias. Quizás pasó mucho tiempo, o quizás no, pero igualmente con el tiempo dejaste de pensar en ello, por mera negligencia tuya que por otra cosa.

El tiempo que pasaste en la Federación, perdido en tus propios pensamientos, con los ojos perdidos ante una realidad que quizás para aquellos personajes de las obras que leías les parecía aterrador: un infierno. Con todas las palabras y en toda la claridad, te sumías en un estado inconsciente cada vez más en una desesperación silenciosa de la cual deseabas escapar por tu propia mente, solo queriendo desvanecerte en una luminiscencia pálida.

Los pasillos blancos y pulcros de la Federación se mancharon de sangre ante tu sufrimiento, recordabas el dolor entre toda la penumbra del caos silencioso considerado rutina.

Donde el silencio reina, el dolor es el infinito huésped, donde te mantenías callado en el sufrimiento de tu propia mente, pues deseabas aquella felicidad que tanto anhelabas en tu corazón y mejillas, deseando sentir esa calidez inhumana que los libros describían en su típico final feliz, en su típico final perfecto.

Perfecto, como se supone que es este lugar.

Quizás debiste haber escapado antes, quizás debiste haberte revelado antes, quizás debiste haberte quedado callado, quizás debiste haber obedecido. Quizás, pero fue muy tarde. Demasiado tarde.

Lamentaste no haberte dado cuenta.

"Despierta."

Esa voz robótica e inhumana te hizo resoplar sobresaltado, mirando de inmediato al piso, dejando tu dilema existencial diario, solo escuchando.

"Hola, Cucurucho."

Tus ojos fijos en el suelo. El aire ya no es esencial para ti en este momento, solo mirabas hacia abajo, deseando negar la realidad de una manera. Tus manos endurecidas pero sudorosas se apretaron aún más ante el nerviosismo en el que más te sumergías.

Obedeciste sin más, sin rechistar, sin objetar. Solo obedecer.

Otra vez los mismos pasillos monocromos y solitarios durante la mayor parte del tiempo, seguiste el sonido, con la mirada otra vez perdida y asustada. Los ojos puntiformes e inhumanos de Cucurucho te aterraban en una silenciosa penumbra de miedo que ten sumía hasta más allá de la piel. En un atisbo de tu estado moribundo, miraste hacia arriba, tus ojos se abrieron, sabiendo el significado de aquella puerta al otro lado del pasillo.

Bajaste de inmediato la mirada, sentiste tu corazón latir más rápido y desesperado, tus pensamientos desenfrenados invadían tu mente, tu labio tembló cuando se detuvieron frente la puerta.

too late - [qsmp /reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora