DISTINCIONES

212 40 9
                                    

Ya eran dos semanas que Zhan llevaba viviendo con Yibo, el azabache poco a poco se iba acostumbrando a su nueva vida. Inicio sus clases tal como el alfa prometió, el maestro que le impartía era un omega muy amable y trataba con él con mucha calma y paciencia.

Ese día, era precisamente un domingo por la mañana, Yibo descansaba de su trabajo en el jardín, para la alegría del rubio Zhan también lo acompañaba. No hablaban, pero para el alfa es satisfactorio tener al omega a su lado.

Yibo miraba de vez en cuando a Zhan y una sonrisa liviana se forma al ver al azabache leer con tranquilidad en su asiento. Volvió su vista al periódico en sus manos, las noticias eran igual, estafas, robos, asesinatos y como faltar el clima.

Pero no paso mucho cundo su tranquilidad fue interrumpida por un escándalo dentro de la casa. Frunció el ceño y se levantó sin esperar.

Zhan también se sobresaltó ante los fuertes gritos.

-¡Le he dicho que espere! – grito un guardia - ¡No puede! ¡no me haga utilizar la violencia!

-Quédate allí – ordeno el rubio al omega. Este asintió un tanto asustado.

-¡Tu! – gruñó con enfado un azabache que Zhan conocía bien.

-¡Hermano! – dijo el omega sorprendido.

-¿Por qué el escandalo? – pregunto serio el rubio.

Zhan no se atrevio a ir con su llegado hermano.

-¡Te has llevado a mi hermano! ¡voy a matarte! – grita con intención de golpear al rubio.

-¡No, Cheng cálmate! – Zhan se movió y corrió a la dirección de su hermano. Lo abrazo por el torso.

-Oh mi dulce hermanito – Cheng habla más calmado y correspondiendo al abrazo, no pierde tiempo y olfatea a Zhan, supervisando que todo esté bien, Cheng no encuentra rastros de una marca y tampoco de violencia, el olor de su pequeño hermano es como lo recuerda.

-Hermano ¿Qué es todo esto? – pregunta el omega refiriéndose al escándalo.

-¿Te asuste? Lo siento, pero me volví loco cuando llegue de mi viaje y no te encontré, cuando pregunte por ti mis padres respondieron que te casaste con el heredero de los Wang. Lo único que pensaba era que ese tipo te hizo daño – confiesa estrujando a Zhan en sus brazos, sin ganas de soltarlo.

-Tranquilo, no he tocado a Zhan – interfiere Yibo con molestia. Aunque no debía sentirse celoso ya que solo era el hermano del omega.

-No confío en ti – apunta Cheng clavando sus ojos como dagas al rubio.

-No te lo estoy pidiendo – responde sin inmutarse.

-¿Cómo te atreves? Me llevare a mi hermano de vuelta a casa – sentencia.

-¡No! – Zhan se aparta – No quiero ir – dice tembloroso. Si volvía su padre cumpliría con su palabra de mandarlo a un prostíbulo. Mira a Yibo u este sin mucho esfuerzo entendió.

-Acompáñame – indico a Cheng.

Cheng no tubo que responder y fue tras el rubio. Debía poner las cartas en la mesa y trataría de llevarse a Zhan de regreso a casa.

-Ya llevo dos semanas casado con Zhan. No se que te han dicho tus padres, pero me temo que no puedo dejar ir a mi omega – dice el rubio cuándo ya ha llegado a su despacho del primer piso.

-¿Los has amenazado? – pregunta furioso mientras aprieta sus manos con  fuerza.

Yibo niega.

-Jamás lo haría, incluso me ha sorprendido su respuesta – admite el rubio con un suspiro – Pero se porque lo ha dicho – susurra.

incondicional Where stories live. Discover now