Detención

7.4K 62 18
                                    

—Sé quedarán aquí hasta que resuelvan sus diferencias —espetó la maestra furiosa.

Tomó los papeles que estaban sobre su escritorio y se dirigió hacia la puerta. Tomó la manija y la giró, para luego salir y cerrar la puerta.

—Todo esto es tu culpa, idiota —murmuré.

Estaba en detención con Samantha y todo por que la muy orgullosa no quería reconocer que me había dejado con las ganas.

Disfrutaba verla sufrir de esta manera, porque se lo merecía, pero a la vez, solo quería que me dejara en paz.

—Tú empezaste la pelea —rebatió.

Me levanté de la silla y me dirigí al escritorio, para luego apoyarme en este con los brazos cruzados.

—Negaste que te aprovechaste de mí y quería pagaras. Además me jalaste del cabello —fruncí mi ceño.

Samantha se levantó del escritorio, mientras se dirigía hacia mí, movía su cadera seductoramente, mientras su mirada lujuriosa no se despegaba de mis ojos grises.

Sus botas negras resonaban en todo el salón. Se acercó tanto a mí y se detuvo cuando su aliento chocó con el mío.

Rápidamente su mano se dirigió a mi nuca y acercó mi cabeza a sus labios. Sus ojos me observaron de arriba a abajo, se relamió los labios y los dejaron entreabiertos.

Era evidente que por su cabeza estaban pasando muchas cosas, ¿pero qué?

—Y puedo hacerte algo peor si me vuelves a provocar —dijo amenazadoramente.

—¿Qué me harás? ¿Puedo saber? —sus dedos se enredaron en mi cabello de una forma seductora.

Eso despertó en mi cuerpo un cosquilleo que empezó por el pecho, hasta que descendió por mi abdomen y se detuvo en mi cavidad.

Acercó sus labios a mi oreja y chupó el lóbulo. Solté un pequeño gruñido y ella sonriendo.

— ¿Quieres que te lo recuerdes?

—Déjame en paz, Samantha —me deshice de su agarre.

—Mi nombre sonaba mejor cuando gemías.

Me acerqué a la puerta para largarme de allí, pero al intentar abrirla, esta estaba trabada.

Tire de la manija con fuerza, pero no sirvió.

—Nos dejaron encerradas —Sam suspir.

—Muévete, linda —se acercó a la puerta e intentó lo mismo que yo.

—"Muévete, linda" —dije en tono de burla.

Frunció el ceño y eso pareció molestarle. Se acercó a mí y me miró de arriba a abajo.

De repente, sus manos me tomaron de la cintura bruscamente y me llevaron hacia atrás. Mi espalda golpeó la pared y solté un leve quejido.

—Te vas a arrepentir de provocarme, Alex —abrí la boca para decir algo, pero sus labios atraparon los míos en un profundo beso.

No sabía describirlo, sentí que me quería románticamente ya la misma vez me deseaba como nadie.

Nuestras lenguas batallaron, hasta que cedí y ella ganó. Sus manos se colaron debajo de mi blusa, una de ellas viajó hacia la costura de mi pantalón y comenzó a bajarlo lentamente.

Mi respiración se tornó densa, mi pecho subía y bajaba rápidamente.

Sus manos comenzaron a bajar mi pantalón negro ancho, hasta dejar mi sexo libre. Al observar mis bragas, sus pupilas se dilataron.

Relatos lésbicosWhere stories live. Discover now