8. EL DESTINO (epílogo).

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2 meses después...

Narra Robin

Fingía leer mientras observaba, divertida, como Luffy se acercaba a Nami, pensando que nadie los veía. Era tarde, y los demás estaban o bien, descansando, o bien, haciendo sus cosas.

Sonreí cuando la abrazó por detrás y besó su mejilla, la pelirroja sonrió pero, le advirtió que tuviese cuidado o cualquiera podría verles. Decidí entonces, levantarme en silencio, y bajar a ver a mi carpintero.

Franky, todavía malherido, por la última batalla, estudiaba el plano de el barco con aire pensativo. Entré en silencio, y abracé su cintura, frotando mi mejilla contra su espalda. Noté como sus músculos vibraban en una clara carcajada satisfecha, y se dio la vuelta para abrazarme.

- Hola, carpintero...-le saludé, con una sonrisa. Él pasó sus manos por mi pelo, y suspiró.

- Hola, darling...- sus manos fueron a mi cintura y me levantaron a su altura, para besarme con calma.

Franky me llevó en brazos hasta nuestra habitación secreta, y se sentó, conmigo en su regazo, en la cama.

- He estado pensando en algo últimamente...-confesó, haciendo que mi curiosidad se disparase.-. Es una súper locura, pero... ¿Te casarías conmigo en secreto?- le miré con los ojos desorbitados. ¿¡Qué?! Vi como abría su antebrazo y sacaba un anillo de cobre, engarzado con una piedra preciosa. Mi pecho se encogió, y mi respiración se aceleró, nerviosa.

- Franky...-musité, emocionada. Él acarició mi mejilla mientras sostenía el anillo en el aire.

- Lo hice hace unas semanas...- que él hubiese hecho el anillo lo hacía todavía más especial-. He hablado con Luffy, porque él es el capitán y entre sus funciones está la de poder oficiar una boda. Le ha encantado la idea, lo haríamos en el Sunny, y solo estarían los chicos, ¿Qué te parece, onechan?- una vulnerabilidad desconocida llegó a los ojos del peliazul ante mi silencio. Me tapé la cara, y echándome a reír, asentí.

- ¿Sí?- preguntó él, emocionado. Volví a asentir con las lágrimas atenazando mi garganta.

- ¡Sí! Me casaré contigo, Franky.

Nos besamos, con pasión, entre risas y caricias aceleradas, y, después de hacer el amor con calma, se lo contamos a los demás, cuya reacción, fue incluso, más entusiasta que la nuestra.

***

2 semanas después...

El día de nuestra boda secreta, todos estaban nerviosos y emocionados, Chopper, Ussopp y Brook decoraban el barco con entusiasmo. Sanji preparaba un banquete nupcial, Nami arreglaba mi pelo y me ayudaba a vestirme. Y luffy, estaba tan emocionado por oficiar una boda que no paraba de revolotear por ahí.

La pelirroja terminó de ajustarme unas flores en el pelo y se alejó de mí, para ver el resultado.

- Estás preciosa, Robin...-comentó, tan emocionada como yo. Nos abrazamos con cuidado de no arrugar el vestido, mientras alguien, llamaba a la puerta. La pelirroja abrió, con curiosidad.

Zoro, vestido con su yukata, me miró con una sonrisa desde la puerta. Nami alzó las cejas, divertida y decidió dejarnos intimidad.

- Os dejo solos...Pero,-advirtió al peliverde, señalándole con un dedo- Como estropees su maquillaje o su vestido, ¡Te mato!-él puso los ojos en blanco y la ignoró mientras se iba.

El espadachín se acercó a mí, y tras echarme un vistazo general, sonrió de esa forma que tanto me gustaba. Besó mi mejilla, dejándome un poco descolocada, ya que normalmente lo hacía en los labios, y se echó hacia atrás para seguir contemplándome. Él leyó mis pensamientos como un libro abierto y negó, divertido.

- El primer beso que recibas hoy, debe ser de tu marido, Onna.-ese gesto, tan galante, consiguió sonrojarme bajo su travieso escrutinio.- Estás hermosa...Ese vestido provoca en mí, cosas inconfesables...-aseguró, con la voz ronca. Le abracé, con una sonrisa y susurré.

- Podrás ser el segundo en quitármelo, Kenshi-san...Pero, primero, debe disfrutarlo mi marido.- Las comisuras de sus labios se elevaron, asintiendo.

- Todavía no puedo creer que el carpintero me pidiese ser parte de vuestra noche de bodas.- adujo, incrédulo. Besé su mejilla y me encogí de hombros.

- Sabes tan bien como yo, que mientras así lo desees, formarás parte de nuestra pareja-le aseguré-. Franky quiso hacerme ese regalo de boda porque, aunque, de diferente manera, os quiero a ambos.

- Mientras así lo quieras, me tendrás a tu lado, sea de la forma que sea...-aseguró, mirándome a los ojos-. Y ahora, vamos, el cocinero pervertido está esperando para llevarte al altar...-puso los ojos en blanco, mientras yo me reía, divertida por su malhumor, y cruzamos el umbral que nos llevaría junto mi futuro marido. El primer amor de mi vida.

FIN.

Thousand Love by Nico RobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora