El último grito de Fe

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Ya ha pasado un mes desde la semana de indirectas, todo va a la perfección, Luz y yo estamos super bien y hablamos casi a diario, es jodido estar a escondidas pero prefiero poder llamarla novia en privado que ni mirarla en público, Hace unos días me caí por unas escaleras... Pero no unas escaleras grandes si no, por 3 escalones y adivina? Tengo un esguince de 3° grado y por si fuera poco me caí por embobarme mientras la miraba de lejos, si es que no puedo ser más inútil... Entre Sebastián y Mía me ayudaron a levantarme y me senté en unos escalones que había allí, sin duda me dolía, me dolía muchísimo, pero no podía llorar ni nada porque la gente me miraba y me juzgaba por cada paso que di apoyada en mi amigo Sebastián, simplemente cerré los ojos y suspiré para relajarme mientras me daba cuenta de que Luz me miraba preocupada, pero no podía acercarse... Ese dichoso día me di cuenta de la putada que es no poder ser feliz con tu pareja en público.

Semanas después me recupere, y justo iban a ser los carnavales, a si que todo estaba perfecto, yo sabía que Luz iba a quedar con Rours y con una amiga de Rours para ir a carnavales vestidas y pasar el día juntas, no me incluyeron porque todos pensaban que seguía con la escayola puesta pero justo me la quité hace un día, y con los ejercicios del músculo del pie y los calentamientos estoy segura de que mi maravilloso pie cojonudo estaría fenomenal para ese día, iba al instituto con muletas y con el pie vendado para disimular y darles una sorpresa, pero los últimos dos días ya me quite el drama y dejé mi pie libre de presiones, hable con Rours para ir con ellas, se lo comento al grupito y aceptaron, a un que yo no conocía a su amiga la verdad me daba buena espina, y teniendo en cuenta de que vería a Luz estaba completamente feliz, de solo imaginar cómo sería correr de la mano por las calles me emocionaba...

Llegó el día, y todo estaba planeado, mi fiel amigo Sebastián me deseo suerte con un abrazo y me susurró al oído "Es toda tuya Amelia, se que puedes", si os preguntáis porque dijo eso es porque él y yo hicimos una apuesta, y yo deseaba con toda mi alma que se cumpliera... Más adelante os diré de que se trataba, momentos antes de irme con ellas Sebastián me gritó -EY AMELIA, SOMOS LEONES O CAGONES?? -LEONES, SOMOS LEONES, le respondí con una sonrisa de oreja a oreja, pero por dentro me moría de miedos, no sabía que hacer o cómo sería la quedada, y no sabía porque pero algo dentro de mi me gritaba sin parar diciendo que el que quiere puede y yo quiero, pero tal vez no puedo... tal vez no tengo valor, tal vez simplemente la amaba pero no me atrevía ni a mirarla porque ya me sonrojaba demasiado, sin duda me gustaba, pero más me obsesionaba... Me apasionaba de una manera que ni yo sabía controlar, era como veneno corriendo por mi piel, un veneno que ninguna pastilla ni ningún médico podrían quitar... Ni curar.
Cuando llegue allí con ellas luz me miraba con brillos en los ojos y cuando me acerque más a ellas y me senté entre ellas empezaron a presentarme a la amiga de Rours, se llamaba Olivia, una niña bajita, de pelo marrón y ojos cafés, muy divertida y infantil, no era muy... Bueno, no era como me la esperaba pero no me queje, era bastante maja sin duda, parecía ser que Luz o Rours le contó que estábamos de novias Luz y yo, ella lo apoyo a si que solo por eso ya le tenía respeto, ya sabéis cómo soy, bueno después de esa pequeña presentación luz y yo tuvimos un momento muy pero que muy especial, estábamos hablando de cuando de pequeñas jugábamos juntas, ya que como nuestras madres eran mejores amigas nos conocíamos de hace años, pero por la pelea que tuvieron nos separamos y ahora volvimos a encontrarnos, increíble la de vueltas que da la vida... El caso, estábamos hablando de eso y de repente me quito mis gafas y se las puso ella, se puso a andar y casi se cae, pero yo la agarre en el aire, en ese momento aproveche para agarrar mis gafas y ella me miró los labios, me di cuenta por como bajó la mirada hacia mis labios al quitarle mis gafas... Me puse tan nerviosa que no supe ni cómo se respiraba, estuve a punto de ganar la apuesta con Sebastián pero... El miedo se apoderó de mi y simplemente le dije que no se atreviera a volver a quitarme las gafas y la abracé como un oso, después de dejar a Olivia con su madre, Rours, Luz y yo fuimos a casa de Rours, ya que estaba sola y queríamos acompañarla, fuimos a su garage y encontramos una pelota -LUZ TENGO UNA IDEA -Que paso Amelia? -UNA PELOTA, después de decir eso le lanze la pelota y empezamos a jugar volley, sabía de sobra que a ella le encantaba, y que mejor idea que jugar volley con tu novia en el garaje de tu amiga, obviamente estuvimos jugando con Rours un rato pero Rours me hizo señales de que me atreviera y nos dejó solas, luz volvió a hacer lo mismo, me miraba constantemente los labios, y yo la acorrale contra la pared porque me quito la pelota, en ese instante me atreví, lo quise hacer, pero noté como ella intentaba escapar y me sentí mal porque pensé que ella no quería, entonces me aleje y le miré los labios, me encantaba esa peca que tenía encima del labio, ella la odiaba y a veces se la tapaba con pintura, pero a mí siempre me encantó, en ese momento Rours entro al garaje, y nos vio a centímetros una de la otra, -Ejem, interrumpo?, mis padres están al llegar y creo que deberíais iros, cuando dijo eso en mi cabeza solo sonaba que sería genial acompañar a Luz a su casa pero... Y su madre? Y Arthur? Me daba miedo, y simplemente dije que -está bien y que a mí me recogerán en una placita de por aquí cerca, Luz me miró y me dijo -yo saldré en un rato que quiero hablar con Rours, nunca supe de que hablaron pero se que algo tenía que ver conmigo y esa estúpida pelota.

Lazos Entrelazados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora