Capitulo 25 (Final)

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Estaba adolorido, con demasiado sueño. Tenía veinticuatro horas de no cerrar un ojo, aun me encontraba en la carretera buscando el camino que decía la tarjeta de Abril. No era muy lejos de mi casa, pero el cansancio podría jugarme una mala pasada, y no quería terminar de nuevo en la policía, o peor aún, en el hospital.

Tomé las vías más seguras para llegar a la pequeña ciudad, mi corazón latía con fuerza, y en realidad eso era lo que no me permitía dormirme, pues sentía que iba escuchándome a mí mismo, de cierto modo. Cuando por fin vi el letrero que indicaba que en la próxima salida se encontraba mi destino, mis piernas comenzaron a temblar; estaba a minutos de volver a ver a Abril.

¿Tal vez la niña estaría con ella? Ojala que no, no podría saber ni que decir ante esa situación. Necesitaba más cervezas, el efecto hace horas había bajado. Y mi cabeza de tanto pensamiento, quería explotar.

Por última vez, verifiqué la dirección.

Calle 76, 10a avenida, casa #2.

Suspiré al encontrarme frente la casa número dos, miré la hora, y apenas estaba amaneciendo. Era el momento justo, para salir de este auto y comenzar mi recorrido hacia mi verdad.

Llevaba conmigo solo lo necesario, no tenía un discurso planeado para decir. Deseaba con todo el corazón que con solo verla se arreglara todo, algo en mí, sabía que todo iba a salir bien; y esta vez no iba a cagarla por más que quisiera.

No estaba dispuesto a perderla, no una vez más. Sabía que mis decisiones habían destruido de nuevo un corazón que apenas estaba sanando, no era merecedor de nada, de hecho nunca lo fui. Me arrepentía tanto de todo, el karma si existía y lo estaba comprobando de la peor manera; necesitaba buscar mi camino con ella, quería amarla para toda la vida.

¿Quién decía que los hombres éramos una mierda en el amor? Tenía razón, pero también era verdad que cuando encontramos a nuestra alma gemela también nos entregamos, de una manera diferente a las mujeres, pero aun así lo hacíamos ciegamente. A veces, hacíamos cosas estúpidas, pero en realidad era el miedo de no aceptar nuestros sentimientos; más que todo el miedo a sentirnos vulnerables, y locos, por una mujer.

Llegando a la puerta, vi el timbre que estaba incrustado en la pared. Toqué una vez, esperando que saliera.

-¡Ya va!-gritó una voz femenina. No me había equivocado, Paty no me había engañado; ella estaba aquí y a unos pasos de verla.

Saqué el aire pesado de mis pechos, uno tras otro. Tratando de mantenerme sereno, y esperando verla.

Escuché quitar un pasador no sin antes ella preguntara quién era, ¿Qué decía?, con duda carraspeé antes de poder hablar-Soy yo, Kenneth-susurré pegando a la puerta.

Sentía el aire más denso, quizás era que se me dificultaba respirar y que Abril no dijera nada, no abonaba en nada. Volví a tocar un poco más fuerte, y me mantuve erguido viendo el lente en donde estaba seguro ella me estaba viendo.

«Bebé, déjame hablarte ¡por favor! Solo quiero verte, sentirte, necesito saber que estas bien. Fui un tonto, y lo sé...-Tomé una bocanada de aire, para tomar valor y seguir ahí frente a la puerta.

Estaba ya desesperado, ¿por qué siempre tenía que estar hablando con una puta puerta? Era doloroso saber que siempre lo estaba arruinando todo, estoy seguro que todas las paredes del mundo sabían lo pendejo que fui. No podía gritar si no lo estaría haciendo, pero era demasiado temprano para hacer una escena; además comprendía cuan lastimada estaba ella.

Volví a suplicar, esperando su lastima. No me importaba, si con eso ella me dejaría entrar; y tal vez perdonar.

-Fui todo lo que quieras decir de mí... Me arrepentí, quizás desde el momento en que te vi partir; pero me cegó la inseguridad del compromiso, me congeló una hija ¿A quién no? Pero-Ya no encontraba las palabras qué decir, me quede viendo al suelo buscando una ayuda en mi interior; tenía que hacer algo porque si no lo hacía, jamás sería el mismo-, te amo. Eres más que un pez en mi pecera-estaba delirando, ya ni siquiera estaba seguro si esto tendría alguna influencia en su corazón. En su perdón.

Sueños de Juventud (SDI #1)Where stories live. Discover now