camposanto

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Se alza en la colina el camposanto,
entre culebras de niebla,
allá los condenados emiten su lastimero canto.
Allí llora en su nicho,
sin que nadie escuche lo que ha dicho.

Los difuntos no sienten el eco de la vida,
los pestilentes gusanos lamen sus heridas,
mientras con furia atronadora las campanas doblan.
¿Por quién doblan esta noche, Ernest?
¿Por el suicida que se quitó la vida privándonos de su arte o por el que sin pasión vivió sin escuchar su corazón y su razón?

Microrrelatos y poemasWhere stories live. Discover now