I wish

585 62 25
                                    

El niño llegó a su asiento habitual en la clase de arte, era su momento favorito de la semana

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.


El niño llegó a su asiento habitual en la clase de arte, era su momento favorito de la semana. Amaba los jueves porque significaba que iría a su clase.

Desde temprana edad demostró interés en todo lo artístico por lo que cuando en su escuela promocionaron este curso sus padres no tuvieron problema alguno en cumplir el capricho de su hijo.

Mientras que por otro lado otros padres inscribían a su hijo para mantenerlo distraído y que no provocara más problemas en otras clases de dónde había sido vetado por su mala conducta. Esta era su última oportunidad.

—Hoy tenemos a un nuevo compañero, a lo largo de la semana también se irán integrando más niños, les pido que sean amables con ellos

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.


—Hoy tenemos a un nuevo compañero, a lo largo de la semana también se irán integrando más niños, les pido que sean amables con ellos. —Habló la maestra que enseñaba acuarelas. —Bien, con esto dicho, demos la bienvenida a Spreen ¿Te gustaría hablar de ti? —Pero el niño solo la vió y se quedó en silencio. —...Oh, bueno. Puedes sentarte en donde quieras y esté vacío.

Unos minutos después llegó el castaño con su mochila y mucha cortesía por la vergüenza que cargaba por haber llegado tarde (seguía enojado con sus papás por eso), y para empeorarlo, había un niño que nunca había visto en su lugar, su lugar.

—¿Te podrías mover al lado? Este es mi lugar. —Trató de sonar firme aunque la feo que lo miró el niño desconocido que estaba despertando lo hizo desvanecer su actitud.

—¿Por? Yo llegué primero.

—Pero yo estoy desde antes en esta clase.

—¿Y?

—Le voy a decir a la maestra.

—Ni siquiera hay una maestra en este momento, niño.

Cierto, era momento de los pocos minutos que les daban de descanso.

—Igualmente, te vi desde la puerta y ni siquiera estás haciendo nada, solo dame mi lugar y duérmete en otro.

—No quiero, me da flojera. —Le rodó los ojos.

—¡Solo pásate al lado! —lo trató de empujar por la banca pero su fuerza no ayudaba.

—Ya déjame... Rarito.

HappybearDove le storie prendono vita. Scoprilo ora