Capitulo 10

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Apenas salió el sol los tres leones ya estaban listos para partir, pues Mufasa deseaba llegar lo antes posible a aquella reunión, mientras Simba, y Nala en especial querían largarse de ese lugar lo más rápido posible. Mustafa había mandado y ordenado avisar a todos sus espías en aquel camino que dejarán pasar al trío y que los ayudarán si era posible.

-Bien, entonces déjame ver si entendí- dijo Mufasa -, el imperio del Sol está a dos días de viaje hacia el norte de aquí.

-Exacto- le contestó Mustafa -. Lo único que deben hacer es tomar ese camino abierto que sigue derecho hacia la dirección donde se pone el sol. Ese sendero fue usado por elefantes que pasaban para llegar al imperio, por lo que aún se puede notar dónde está. Procuren no desviarse de él, pues será más difícil encontrarlo por otro camino.

-Bien, gracias por las indicaciones- le contestó Mufasa.

-La verdad, es que quisiera hacer algo más por ustedes, se los debo de alguna forma por lo que les hice pasar- dijo Mustafa mirando a Nala una vez más.

-Creo que no amigo, pero gracias- dijo el mayor al percatarse de cómo veía a la leona.

-Aun así quisiera hacerlo-. El león hizo una señal con la cabeza hacia uno de los árboles. De él vino volando un ave color azul que se posó aún lado de su jefe. -Si en algún momento necesitarán ayuda, solo busquen entre los árboles a esta ave o alguno de su especie. Ellos son aliados nuestros y son espías a distancia, pues nos informan cuando hay peligros. Si necesitan algo, solo diganlo y yo y los míos iremos a ayudarlos.

-Gracias, si necesito de tu ayuda lo haré saber. Pero en verdad tenemos que partir. Quiero llegar lo más rápido posible a mi destino. De nuevo, gracias por todo amigo.

-Si, gracias- dijo también Simba. Nala solo asintió con la cabeza y se dio la media vuelta.

Tras despedirse, los tres empezaron a caminar entre los miembros de la resistencia, quienes solo los veían sin decir nada, pues aún estaban avergonzados de lo que casi hicieron el día anterior. Habían intentado matar aún inocente, que para colmo era un rey, un rey que podría ayudarlos. Por eso todos lo despidieron con respeto y en silencio.

Mufasa caminaba con porte elegante, aunque no soberbio, mientras los dos jóvenes caminaban viendo a todos los animales. Tras dar unos pasos salieron de aquel lugar y entraron en lo profundo de la selva.

Mustafa los vio alejarse hasta que desaparecieron. Entonces mandó a llamar a su segundo.

-Zack.

-A sus órdenes jefe.

-Quiero que mandes a nuestros mejores agentes a qué sigan y vigilen a los tres, que no se aparten de ellos y que me avisen de todos sus movimientos y acciones.

-¡Aja!- Farid, el mono -entonces si sospechas de ellos, crees que si esconden algo. ¿Por qué los dejaste ir entonces? Debimos matarlos tal y como yo lo sugería.

-Tengo mis razones, tu no lo entenderías.

-Oh, pero claro que lo entiendo, no los mataste porque con ellos venía tu hijita, esa gata estúpida que...

-Si vuelves a hablar a si de mi hija, te juro que te mato- le gritó a Farid agarrando al mono del cogote otra vez. Luego lo voto por allá.

-¿Alguna otra orden?- dijo Zack.

-Sì- dijo Mustafa -Protejan en especial a ella. Es la prioridad. Zack eso te lo encargo a ti especialmente. No le quiten la vista de encima. Si es necesario, que las aves la vigilen en todo momento.

-Si señor, se hará como usted quiera- tras esto el leopardo se inclino ante su jefe y se fue.

Mustafa admiraba el camino por el que su hija había partido. Mientras tanto, el mono Farid se levantaba de la tierra, mirando con odio y repulsión al león.

 La Búsqueda Del ReyWhere stories live. Discover now