¡ᑭᖇOᗰETO ᑫᑌE TE EᑎᗩᗰOᖇᗩᖇᗩ́ꇙ ᗪE ᗰI! //𝘊𝘳𝘪𝘴 𝘹 𝘗𝘢𝘶𝘭//

𝗰𝗮𝗻𝗰𝗲𝗹𝗮𝗱𝗼.

En el camino ni una palabra salió de alguno de todos los que estaban adentro del vehículo. Los chicos estaban dormidos por lo que no podían decir nada, Vladimir estaba cayendo en sueño igual que ellos, solo el conductor y el copiloto seguían despiertos.

M– Hey, Cris.

C– ¿Mmh?

Sacó sus ojos de la ventana, volteando a verlo.

M– ¿Dónde estabas anoche? Los chicos y yo te estuvimos buscando.

Un escalofrío recorrió su espalda. ¿Cómo iba a explicarlo? No podría.

C– Es vergonzoso, no querría decirlo.

Buscó cualquier excusa, lo que sea para no tener que confesar antes de tiempo. No quería mentir y mucho menos a su mejor amigo, pero tampoco quería ser descubierto.

M– Vamos. Somos amigos, ¿No?

Pensó por un rato en alguna mentira o algo, sin embargo sintió que no le dió el cerebro. Dirigió sus ojos denuevo a la ventana, queriendo evitarlo.

C– Estaba.. vomitando en el baño.

Una expresión de confusión se dió en el rostro del contrario.

M– ¿Vomitando? Pero tú no tomas.

C– Sí, pero.. comí algo podrido.. un reto por Paul.

No estaba convencido de si su mentira era creíble, pero lo intentó. Al menos el disgusto del muchacho le hacía pensar que sí estaba siendo algo realista.

M— Que asco.

Soltó una risita.

C– Sí, pero un trato es un trato.

Rápidamente su cabeza le hizo pensar en la primera razón por la que había besado a ese muchacho, nunca había aceptado un reto con tantas ganas. Una sonrisa se dibujó en sus labios, llamándole la atención a su amigo.

M– ¿Qué es tan divertido?

Denuevo a pensar alguna mentira. Miró el cielo mientras rezaba que sus neuronas se pusieran a trabajar.

C– Recordé un chiste, nada importante.

M– ¿Quieres contarmelo?

Quedó callado. ¿Por qué derrepente estaba tan atento?

C– Ya lo olvidé.

Rato después, llegaron a la casa. Se encargaron de meter a todos a como de lugar en el cuarto de Rosario porque Cris se negaba a tener a todo un grupo dentro de su habitación. El sueño seguía presente, por lo que así como pusieron un pie en la pieza se acostaron rápidamente como si sus vidas dependieran de ello.

El muchacho se recostó en el suelo, tomó una almohada y quitó sus lentes para dormir más a gusto. No le importó que su ropa seguramente se arrugara o ensuciara, sentía una necesidad terrible.

Tiempo después de poder darse la satisfacción de dormir plácidamente por al menos unas 2 horas, el peliazul se levantó adolorido del piso. Miró a todas partes pues no reconocía dónde estaba, notando a solo Rosario durmiendo en su cama.

C– ¿Rosa?

Susurró. Ella hizo un sonido como respuesta, sin siquiera darse la vuelta a ver qué quería.

C– Ah, quería saber si estabas despierta. Seguí durmiendo.

Elevó su mano y dejó ver su pulgar arriba para después taparse más con las sábanas. Se levantó, cerrando la puerta por detrás suyo. Bajó las escaleras mientras a su vez peinaba su cabello con sus manos. Un bostezo escapó de su boca, llegando al último escalón y rascando su cuello. Todos estaban sentados en la mesa, la mayoría hablando, pero Frank estaba pegado al celular.