13: Seokjin

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Jungkook estaba tan sexy sentado en la barra de su cocina que tuve que hacer todo lo que pude para no tocarlo. Estaba todo desarreglado por el sueño, con su espeso pelo castaño revuelto en todas direcciones. Necesitaba recortarse la barba incipiente y aún llevaba puesto su pequeño pijama. Luché conmigo mismo. Quería ser su papi, pero luchaba contra las ganas de arrodillarme delante de él y chupársela otra vez.

Sólo de pensar en su gruesa polla se me hacía la boca agua, mientras le veía comer la comida que le había preparado. Mi agujero estaba húmedo, agitado, recordándome que estaba vacío y que lo había estado durante demasiado tiempo. Paciencia era lo que necesitaba tener ahora, y por naturaleza yo no era una persona paciente.

Nunca debería haber dejado que las cosas llegaran tan lejos como anoche, sin tener una charla con él sobre los límites, entre otras cosas. No se trataba de chupársela a un tío cualquiera en el baño de un club. Aunque también hacía demasiado tiempo que no lo hacía.

No, este era mi compañero - mi compañero predestinado - y mi pequeño. Incluso si todavía estaba luchando contra todo eso. Oh, él no había dicho tanto. No lo necesitaba. Jungkook llevaba sus emociones en la cara. Prácticamente nadaban en sus ojos marrón claro. Apostaría a que ni siquiera era consciente de que yo podía leer sus pensamientos como si estuviera leyendo un libro.

Eso y que sus emociones parecían fluir de él en pequeñas olas de las que yo era más que consciente, a través de lo que tenía que ser nuestro vínculo. Si podía sentirme, no había dado ninguna indicación, pero parte de eso podía ser lo que le hacía dar vueltas.

Un minuto era un pequeño tímido, y al siguiente era todo un alfa confiado. Y joder, si no me había encantado la mezcla de los dos. Jungkook era el paquete completo para mí, el que había estado buscando... bueno, desde que me di cuenta de que era un daddy a los diecinueve años. No iba a dejar que este hombre adivinara nada de lo que estaba pasando entre nosotros. Era un alfa sexy, mezclado con un pequeño adorable. Era lo que había estado esperando, soñando, durante más años de los que me importaba contar. Lo único que casi había renunciado a encontrar.

"Bueno", dando otro sorbo a mi café, pensé en cómo enfocar la forma en que deseaba que pasáramos el día. Ya estaba rondando cerca de su pequeño espacio mental, aunque no fuera consciente de ello, o no quisiera ceder a él. "No sé tu oso, pero mi guepardo está deseando que lo suelte para correr. ¿Qué te parece si nos vamos al bosque durante unas horas? ¿Dejar a nuestros animales libres por un rato?"

Jungkook se frotó la nuca, pero asintió. "Mi oso empezó a refunfuñar después de despertarse de tanto dormir. Normalmente le gusta cambiar de turno todos los días. Pero yo no corro. Yo no hago eso. A menos que haya algún tipo de emergencia. Yo asusto a la mayoría de los cambiaformas de por aquí. Un oso Kodiak gigante corriendo los pondría a todos nerviosos. Pero haz lo que quieras. No podría seguirte si lo intentara. Y no corro en mi forma humana, así que tampoco te hagas la loca idea de que voy a correr contigo. Te he visto correr demasiado temprano".

Riéndome, bajé la mirada hacia el oscuro brebaje de mi taza. Tenía razón en lo de no seguirme el ritmo. Mi gato podía alcanzar más de setenta kilómetros por hora, y le encantaba correr. Pero me entristecía oírle hablar así de sí mismo. La idea de que otros cambiaformas tuvieran miedo de este dulce hombre gentil, y rehuirlo, me hizo sentir dolor por él. Y le había visto en su forma cambiada muchas veces. Era enorme, pero también encantador. Todo anchura, corpulencia y pelaje suave y delicioso. Me moría por recorrerlo con las manos para ver si era tan suave como imaginaba.

Algún día lo haría, pero no necesitaba asustarlo más de lo que ya sentía que estaba a punto.

"No hace falta que corras, osito". Sonriéndole suavemente, enjuagué mi taza en el fregadero. "Correré y volveré contigo. Mi gato suele querer una siesta después de una buena carrera, así que quizá me estire a tu lado al sol". 

★Mi Osito Alfa★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora