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Las semanas pasaron sin pena ni gloria. No volví a hablar con Álvaro, pero si debía admitir que había estado viendo sus streams y lo había stalkeado en todas las redes sociales habidas y por haber.

No lograba entender como ese Álvaro, el chico del que me había enamorado siendo tan joven, había crecido tanto.

Y está más guapo que nunca, joder.

Aparté ese pensamiento como pude, aunque no le faltaba razón. Pero el sonido de una notificación llamó mi atención.

WhatsApp:
iman;)
Te quiero hacer una propuesta.

— ¿Una propuesta indecente?

— Si me lo pides así, sí.

— JAAJAJAJAJAJAJAJ.
— Anda, dime esa propuesta que me tienes intrigada.

— ¿Te apetece venir a cenar esta noche a mi casa?

— ¿Cenita romántica? Tiene que tener el elemento más importante.

— Sí, Gin. Te he comprado tu helado favorito de chocolate. ¿Crees que se me iba a olvidar algo así?

Mi corazón se encogió completamente.

Acepto encantada :)

— Pue a las nueve voy a recogerte, ponte guapa pa mi, eh ;)

— Aquí te espero.

Tenía media hora para arreglarme. Busqué entre las maletas -que aún no había deshecho- algo decente, pero no mucho.

Me decidí por unos vaqueros y un jersey rosa suave. Me maquillé un poco para tapar las ojeras de no dormir y decidí bajar al Mercadona a comprar algo de postre, no quería llegar con las manos vacías mientras que él me había comprado hasta mi helado favorito.

Elegí muchas patatas de bolsa y cheetos, ya que Álvaro era más de salado que de dulce. Polos opuestos.

Volví rápidamente a la puerta de mi edificio y en ese mismo momento llegó el moreno. Nos dimos dos besos a modo de saludo.

— ¿Qu es todo eso?.— interrogó.

— Tu postre, coño.— respondí con obviedad.

— ¿Pero tú ere' tonta? ¿Pa' que compras na'?.— me quitó las cosas de las manos y comenzó a caminar en la dirección que había venido, por lo que lo seguí de cerca. — Te he invitado a cenar, eso significa que no tienes que comprar na', guapa.— rodé los ojos con gracia.

— Sabes perfectamente que no iba a llegar con las manos vacías. No te gusta lo dulce, y odias el helado que me has comprado.— comenté acercándonos a un coche negro. Nos montamos y arrancó.

— Gin, no hacía falta, de verdad.— me miró un segundo mientras conducía.

— Quería hacerlo, no te rayes.— respondí con simpleza mirando por la ventana. Aquella ciudad por la noche era preciosa, luces por todas partes, la gente, todo.

— ¿Quieres poner música?.— asentí y me desbloqueó su móvil. — El Spotify está conectado al coche, pon lo que quieras.— pensé unos segundos y puse Superman de Eminem. — Que temazo.— comentó con una sonrisa. El resto del viaje fue básicamente cantar canciones de Eminem, aunque no podía no apreciar aquel gesto.

whɑt? - imantadoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin