OLIVER Y JACOB

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Al día siguiente llegó el hermano de mamá, Oliver. Viajó de Wisconsin para llegar a visitar a mamá en New York, en New Rochelle.

Me puse muy feliz al verlo, me caía demasiado bien, me abrazó y le correspondí al abrazo. Sonreí y le dije que me sentía dichosa de que haya venido, él me dijo que pidió su mes de vacaciones y que iba a quedarse en casa de mi mamá por todo el mes. En aquel momento me sentí muy feliz, me emocioné tanto que no podía describir lo tan emocionada que me encontraba, no sabía cómo disimularlo. Le dije que me sentía dichosa y que podía estar todo el tiempo que quisiera.

En aquel entonces ignoré quién estaba alado de Oliver, mi tío. Se trataba de un primo de él que antes mamá me había mencionado mucho. Se trataba de Jacob. En su apariencia tenía piel morena clara. Su cabello estaba casi al ras de su cabeza, pero no se le veía nada mal ya que su cabello era esponjoso.

Era de gran estatura para su edad, tenía labios finos, también una bonita sonrisa, no puedo negarlo, me enseñó sus dientes muy blancos y perfectos.

Este chico se había metido en varios problemas. Con 18 años de edad había tenido varias multas de tránsito y hasta me enteré que perdió varios puntos de su licencia. Le gustaba las apuestas de carreras y se estrelló en un par de ocasiones, pero no se mató de pura suerte.

Su madre no podía controlarlo, si yo hubiera sido su madre le hubiera dado una buena paliza.

Entonces ahora lo tenía de frente. Él no me dejaba de sonreír, parecía como si le fuera a dar un derrame. Yo desvíe mi mirada por un par de ocasiones. Entonces Oliver me dijo que él era Jacob. Yo sabía de quién se trataba ya que mamá me lo había enseñado en fotos de su celular en redes sociales.

El seguía sonriendo, no lograba comprender como podía sujetar tanto su sonrisa. Parecía un maniquí más que un ser humano.

Hasta que al pasar varios segundos por fin dejo de sonreír. En primera instancia me pareció una bonita sonrisa, pero luego mi percepción cambió ya que ahora me resultaba una sonrisa molesta. Me pareció estúpido en realidad. Entonces en aquel momento me dijo; hola, me extendió su mano y yo le respondí; hola, pero no le extendí la mía. En realidad lo saludé indiferente. Pero de en vez de molestarse, sonrió de nuevo. El maniquí con su gran sonrisa se mostró de nuevo. Decidí mejor en prestarle atención a mi tío, Oliver.

El me dijo que nos la íbamos a pasar juntos con Jacob, yo me sentí muy felíz. Luego mi tío me pidió perdón y me dijo que iba a ver a mamá. Yo asentí y me quedé allí algo avergonzada porque Jacob no paraba de mirarme. Entonces yo le devolví la mirada y le pregunté, ¿qué tienes?

El tenía esa sonrisa en su cara que no podía borrar muy fácilmente. Entonces yo no tuve más opción que decirle que su sonrisa era falsa.....

El quedó estupefacto, hecho estatua por varios segundos, entonces me preguntó qué por qué pensaba que su sonrisa era falsa.

Yo le dije que todos los hombres tienen sonrisas falsas para ligar a las chicas.

Él me respondió. Solo trataba de ser amable, pero me dijo que yo no sabía nada de sonrisas.

Que imbécil, como se atreve a decirme algo semejante. Como si yo no supiera de que cuando un hombre le sonríe a una mujer es porque se la quiere coger. Claro que no le iba a decir eso, pero él lo sabía en su interior, no se podía hacer más el imbécil.

Él quedó así callado por varios segundos y me preguntó. ¿No conoces a muchos chicos, cierto?

Que osadía, cómo se atreve a preguntarme algo tan semejante, que le interesa si conozco a chicos o no. Cada vez me parecía más estúpido, por lo visto no sabía con que conversación arrancar. No era para nada locuaz.

EL RESPLANDOR DE LAS MARIPOSASOnde histórias criam vida. Descubra agora