DEMENTE

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Luego de haber recibido el néctar de sus labios, tomados de las manos fuimos en dirección del auto. El auto hizo aquel pitido regular, pic, pic. Jacob se portó como todo un caballero. Me abrió la puerta donde se sienta el copiloto, hasta que mediante un último roce me despegué de aquella mano tibia y completamente llana. Cerró la puerta de mi lado de forma tan suave con la fragilidad como si fuese un pétalo de rosa.

Luego giró en U por el lado del frente y se subió en dirección del volante, dónde cerró la puerta de su lado sin tanta delicadeza. A continuación logró encender el motor y lentamente partimos de regreso hacia el hospital, más adelante escuchamos el sonido de una sirena que hacía un estruendo tan alto que consiguió perturbarnos.

Jacob no iba a tanta velocidad, pero el estruendo seguía detrás de nosotros, Jacob disminuyó la marcha y se orilló hacia el lado derecho.

Un policía blanco, jóven y delgado asentó la mano en la parte trasera del auto, luego se acercó del lado de Jacob y su mano sujetó su pistola, gritó: Salga del auto. Jacob bajó el vidrio por el lado de su ventana, entonces respondió; ¿Cuál es el problema oficial?

Baje del auto, no lo repetiré, gritó de nuevo como si fuese su papá. Jacob abrió la puerta de su lado, levantó a medias sus manos, el policía con una brusquedad innecesaria lo sometió haciéndolo estrellar en dirección de su ventana. Jacob se impactó contra la hojalata que hizo un tañido, seguro que dicho sonido emergió de los botones metálicos de su camisa al chocar contra el metal del auto que luego se deslizaron formando un chillido que me causó grima.

Queda usted arrestado, este auto fue reportado como robado. Dijo el poli...

Me asusté demasiado, por un momento se nublaron mis ojos, sentí el cuerpo pesado, no sabía que le sobrevendría a Jacob después de este turbio acontecimiento. Cuánto tiempo pasaría en la cárcel por cometer dicho delito.

El policía me pidió que también me bajara del auto, no me asusté tanto por mí, si debía de pasar en la cárcel por un buen tiempo para mí sería mejor, yo salí del auto con las manos levantadas y empecé a caminar de espaldas.

Jacob dijo al policía. A ella no la culpabilice, juro que ella no sabía que yo me había llevado este auto sin ninguna autorización, a ella le mentí diciéndole que era de mi tío. Ella no sabía nada- dijo Jacob gritando de forma alterada.

El policía me preguntó. Es cierto lo que dice el jóven. Se puede voltear, no es necesario que camine de espaldas con las manos levantadas.

Anterior había visto ese retroceso en las películas y pensé que iba a ser igual de bueno, pero luego me sentí como una verdadera estúpida.

Así que después de hacer el completo ridículo al mirar de frente al policía tan solo asentí.

De antemano sabía que no iba a estar al lado de Jacob en aquel momento que yo llegara a la cárcel. Si hubiera sido de tal manera no me hubiera importado estar encerrados, me hubiese encantado estar muy juntitos para llenarlo de besos y poder robar su aliento.

Pero estando cautiva, tampoco era la mejor opción ya que no podía ayudar de ninguna manera. Así que tenía que recurrir a una ayuda para que mi Jacob saliera libre, pensé en decirle que este auto fue alquilado por su primo, pero si decía aquello ya me encontraría vinculada en el delito, así que tan solo decidí guardar silencio.

Jacob fue esposado y lo subieron al auto patrulla, yo me quedé mirando al poli.. El me dijo- Señorita la voy a llevar a dónde vive.

En aquel entonces me llené de valentía y le robé la pistola al poli que tenía en el porta pistola en su costado derecho. Le disparé en la frente y luego del mismo modo asesiné al otro policía de tez morena, disparé primero su cuello, luego su cara, hombros y estómago. Descargué todas las balas con mi actitud furibunda, me pareció algo racista, porqué le disparé más veces al negro. Entonces, después de tan tremendo logro alcancé a liberar a mi amado Jacob de sus terribles ataduras.

EL RESPLANDOR DE LAS MARIPOSASOnde as histórias ganham vida. Descobre agora