Capítulo 7: Tras la Tormenta.

46 9 17
                                    

    Con las correas de mí respirador celosamente ajustadas, me dispusea cruzar las puertas del almacén. Afuera, el aire me golpeaba con tal intensidad que pareciera que intentaba devolverme adentro por la fuerza. Solo logré abrirme paso a través de la tempestad atajando mi rostro con la mano extendida y pisando tan fuerte como el suelo me lo permitió.

     A la distancia se podían ver las nubes resplandecientes de la tormenta que nos azotaba. Se habia desviado hacia el sur en el último momento. Ahora no nos pasaría por encima, pero aun así sentiríamos sus efectos por toda la ciudad. Estos vientos no eran nada comparados con los que habríamos sentido de seguir su curso original, pero aún asi tenían la fuerza como de un de un tornado.

     El contador geiger chasqueaba tanto, que me dí cuenta de que no tenía caso mantenerlo encendido en este momento. Los vientos huracanados se volvían cada vez más fuertes. Mi ropa y mi cabello se sacudían con violencia, sentía que me levantarían por los aires en cualquier momento. No era capaz de imaginarme que podía estar haciendo Spencer aquí afuera en un momento como este, pero debía encontrarlo lo antes posible.

     Pensé en que habría vuelto al patio de atrás, al campamento militar que encontramos Meiko y yo al llegar. No tenía sentido para mí que estuviera en otra parte. Aquel campus era un gran cementerio, una tumba. Perderse entre sus edificios y aceras era una sentencia de muerte mas que segura, y se que sus edificios no podrian esconder algo de utilidad que Spencer no tuviera ya en el almacén.

    Pero una silueta familiar llamó mi atención a la distancia, no muy lejos de un gran edificio principal. Viendose claramente humana, me dí cuenta que solo podía tratarse de él.

     No pude evitar pensar que estaba loco, mientras lo veía caminar de frente hacia la tormenta, castigado por aquellos vientos mientras trataba de atajarlos con ambas manos extendidas delante suyo.

     Gritando su nombre, traté de alcanzarlo, pero no parecía dispuesto a detenerse, y en estas condiciones, ir tras él no sería nada fácil. Pronto toda clase de escombros empezaron a ser arrastrados por los aires, dándome cuenta de que me estaba jugando algo más que la vida en esto. Podría simplemente haber regresado, dejarlo ahí a su suerte sí es lo que él quería, pero al mismo tiempo sabía que no podía hacerlo. Ya no solo porque necesitaba su ayuda para volver con Meiko, sino también porque genuinamente quería saber que estaba sucediendo.

     Abrirme paso entre los vientos huracanados y autos abandonados me resultó tan difícil que no sería exagerado decir que lograrlo fue un milagro. Pero cuando finalmente alcancé a Spencer, entendí que lo peor aún no había pasado...

     Él no llevaba una máscara puesta, pero eso era lo de menos. Lo que me perturbó por completo, fue la mirada vacía en su rostro acongojado. Era un hecho que habría lágrimas bajando por sus mejillas si el viento no se las hubiera llevado. Sus ojos totalmente enrojecidos así lo delataban. Me sentí realmente abrumada en ese momento. La tormenta, Spencer, Meiko, había vivido muchas cosas en los últimos dos meses, pero nada como esto. Enmudecí por completo una vez mas, mientras aquel hombre envuelto en un aura de dolor y culpa, parecía esperar a que le diera una buena razón para no seguir alejándose, pero incluso gritando, el viento se llevaba nuestras palabras.

     Aferrando mi mano a su saco, encontré el valor para preguntarle qué hacía aquí afuera, pero su respuesta solo fue negar con la cabeza para después intentar liberarse de mi agarre, pero yo no estaba dispuesta a dejarlo ir todavía. Sabía que jugaba con fuego al ver el revólver en su mano, pero mientras no me diera una buena razón para soltarlo, simplemente no lo haría.

     -"¡Debemos volver al almacén ahora!"

     Exclamé con todas mis fuerzas mientras el viento seguia soplando hacia nosotros. Pensaba que simplemente estaba conmocionado, que podríamos hablarlo y todo se arreglaría, pero no tardé en darme cuenta de que aquel hombre iba mucho más allá de algo tan simple como eso...

10 000 ROENTGENSWhere stories live. Discover now