● 29: El Club de los Corazones Rotos ●

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El primer día laborable del año es un total martirio, especialmente para Rodrigo. A pesar de siempre seguir la tradición familiar de recibir el Año Nuevo vistiendo de blanco, ese año fue la excepción; no quiso hacerlo. El 2006 había terminado, y con la llegada del 2007, él tenía la fuerte sensación de que algo realmente cambiaría.

El moretón en la parte interna del brazo era más evidente de lo usual, pero esta vez no sintió la necesidad de ocultarlo, algo que solía hacer con frecuencia. Sin demorarse demasiado, decidió dirigirse al supermercado, tal y como siempre hacía. Antes de salir, su madre, como era costumbre, le dio un par de instrucciones.

—Rodri, no te olvides que al mediodía te paso a buscar.

—Si ma, me lo repetiste toda la semana.

Al entrar en el supermercado y dirigirse, como siempre, a la habitación del fondo, se encontró con Cristian, pero extrañamente no con Lisandro.

—Feliz año nuevo Cris.

—Feliz año nuevo Rodri, ¿Cómo la pasaste?

—Bastante bien, ¿y Lisandro?

—Creo que se pidió el día.

—Ventajas de que tu tía sea tu jefa.

Después de escuchar la conversación de la conversación de Rodrigo y Leandro el otro día, Cristian notó que los problemas de su compañero se reflejaban cada vez más en su rostro. De ser la persona sonriente y alegre de siempre, había adoptado una actitud más relajada, algo poco habitual en él.

—¿Y tus cosas Rodri, todo bien?

—Si, ¿por?

—La otra vez que Lean vino acá, escuche...

—Todo, si sos un chismoso —bromeó Rodrigo.

—Es que era inevitable. Pero de verdad, escuché lo que dijiste sobre tu mamá. Que está enferma. Quiero que sepas que si necesitas algo, puedes contar conmigo.

Cristian no era de meterse en la vida de los demás, excepto cuando se trataba de alguien a quien quería. Rodrigo no era más que un compañero de trabajo, un conocido para él. Pero después de la conversación que tuvo con la mamá de Lisandro, decidió cambiar su forma de hacer las cosas.


—Gracias Cris.

—Y si algún día querés hacer algo, salir por ahí, decime.

—Mmm ya hay alguien que me gusta Cris, pero podemos salir como amigos, me pinta. Bueno a laburar —respondió Rodrigo antes de salir.

Cristian se quedó procesando lo último un rato.

—Porque todos mal piensan lo que digo.

Seguramente por ser el primer día del año en que la gente retoma sus actividades, la calle estaba mas vacía de lo habitual, obviamente el supermercado no era la excepción. Al contrario de lo que se piensa, cuando menos gente entra a comprar, es cuando mas lento pasa el tiempo.

Al salir, esperó a su madre, quien lo pasó a buscar tal y como habían quedado. El camino al hospital Dr. Ricardo Gutiérrez no era largo, pero siempre que regresaba a ese lugar, algo en él se quebraba. Su ser se veía afectado por ese simple edificio.

Solía tomarse su tiempo para explorar los largos pasillos del hospital. Le encantaba leer los afiches, cada uno tenía una importancia especial para él. Sentía que esos carteles estaban allí por alguna razón. Al llegar a la sala de extracciones, había algunas personas, principalmente madres con sus hijos. Se sentó y miró su reloj. Faltaban 30 minutos para la apertura.

Verano del '06 | ( cutilicha )/( julienzo )/( rodrilean )Where stories live. Discover now