Capítulo 2

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Pasó las manos bajo el grifo, el agua caliente le bañó los dedos mientras le arrancaba las burbujas de jabón de la piel. Algunas gotas le salpicaron el antebrazo y el delantal, dejando a su paso marcas de agua poco favorecedoras. En otra ocasión tendría más cuidado, pero con el trabajo de todo el día y el ajetreado turno de noche en el Baratie, no tenía energía para preocuparse por algo tan insignificante.

Al girar el pomo y ver que el agua se detenía, Sanji se encogió al pensar en las inminentes clases nocturnas. Eran solo tres horas una vez a la semana, pero cada lección enseñaba tecnicas y recetas de cocina de incalculable valor.

Puede que a Sanji le apasionara la actuación, pero le apasionaba igualmente la cocina. Nunca sacrificaría una por otra, lo que significaba que sólo porque estuviera muerto de cansancio no iba a faltar a clase.

"¿Qué tal hoy?"

Sanji no se molesto en mirar al hombre que acababa de hablar, sabiendo perfectamente quien era.

"Hmmm," Sanji se encogio de hombros sin comprometerse, su tarareo subiendo una octava al final. Agito una mano empapada, haciendo una cara que estaba medio seguro que Zeff no podia ver.

"¿No fue genial?"

"Yo no diría eso," dijo Sanji rápidamente, finalmente volviéndose hacia su padre mientras se limpiaba las manos en el trapo limpio junto al lavabo. "Solo diferente".

Zeff hizo un gruñido, enarcando una ceja. "¿Como te fue?"

Haciendo una pausa, Sanji penso en los eventos del día. Claro, hubo algunos contratiempos aquí y allá, sin mencionar la discusion que tuvo con lo que el solo podía llamar 'musgo sensible'. "Creo que lo hice bien".

Sanji hizo una pausa antes de añadir: "Todavia no me han despedido, así que algo debo estar haciendo bien".

Zeff soltó una sonora carcajada, palmeando el hombro del rubio con un poco más de fuerza de la necesaria. Si Sanji no estuviera ya acostumbrado a sus palmadas, con toda seguridad se hubiera caído. "Esa es mi berenjena."

"A que coño llamas tuyo, vejestorio", refunfuñó Sanji, algo avergonzado por el apodo.

"Durante diez años te he criado, así que puedo llamarte como me dé la maldita gana", le dijo Zeff con dureza, pero con un ligero matiz de afecto. "Ahora vete, no quiero que también llegues tarde a clase".

"Oi, ni siquiera llegué tarde", espetó Sanji, pero aprovechó para salir de la cocina. Se despidió con la mano de las caras conocidas que seguían trabajando duro en la cocina. Sintió una punzada de culpabilidad por tener que marcharse cuando todos los demás seguían dejándose la piel, especialmente cuando tenían un cliente con un apetito insaciable.

Tomó nota mental de que mañana vendría temprano para ayudar con la preparación matutina.

Rápidamente, Sanji tomó su bolsa de mano, que estaba encima de las taquillas improvisadas, y tiró su delantal usado al cubo de la ropa sucia mientras salía por la parte de atrás. El Baratie, a pesar de su reputación como uno de los mejores restaurantes de mariscos de la ciudad, no era más que otro establecimiento al lado de la carretera, cuya entrada trasera solo daba a un sucio callejón que sin duda había aparecido en unos cuantos documentales sobre crimenes reales.

Mientras encendía el cigarrillo que tanto necesitaba y le daba una larga calada, miró el móvil para ver la hora. Tenía diez minutos para llegar a clase, tiempo suficiente si corría. Y eso hizo.

Maniobrando hábilmente para pasar las farolas y las bocas de incendios en medio de una calle inusualmente abarrotada, Sanji sólo consiguió llegar a tiempo resoplando. Su instructora no estaba impresionada, dado el mal aspecto que tenía, pero como de costumbre no hizo nada. Nico Robin no podía regañar a su mejor alumno, ¿verdad?

Buenas Impresiones - ZosanWhere stories live. Discover now