Capitulo 4

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Arreglo todo en los baúles y me aseguro que estén bien acomodados las cosas para que no se volteen en el camino, hoy es el ultimo día en mis tierras para dirigirnos al pueblo de estos salvajes, no me preocupa dejar todo atrás ya que no tengo nada aquí, solo mi hermana y viene conmigo en el barco, esta semana me dedique a tener limpiar la carpa, cocinar las presas que trae la Sra. Mitsuki y ayudar al sr Masuro tejiendo algunas cobijas, aunque la que más se a divertido tejiendo es mi hermana, ya que el sr Masuro es muy amable de saciar su curiosidad preguntado por su cultura, yo me hago la desinteresada pero es obvio que también estoy como una vieja chismosa escuchando a hurtadillas, y si la pareja se ha dado cuenta no me a regañado por ahora.

Sigo metiendo la ropa en el baúl cuando siento que alguien entro en la carpa, no le prestó atención pensando que es el sr Masuro que entro a recoger algunas mantas pero siento que tiran fuertemente de mi brazo y me gira hasta quedar pegada sobre algo duro, alzo mi cabeza y unos ojos rojos como zafiros me observan como si fuera la cosa más extraña que ha visto, trato de zafarme pero esta persona es como si fuera de hierro no mueve un musculo y su agarre se va apretando cada vez que jalo, cuando ve que me canse de jalonear tira de mi afuera de la carpa, el sr Masuro nos ve y se impresiona al vernos, se pone al frente de él deteniendo su camino.

- Hijo espera ¿que estas haciendo? dice nervioso, ¿el es su hijo?

- Apártate viejo necesito a esta esclava para que arregle mis cosas tira de mi nuevamente pero el sr Masuro lo detiene poniendo sus manos en su pecho.

- Espera, ¿al menos tu madre sabe de esto?

- no tengo nada que decirle a la bruja y es mejor que te quites de mi camino lo aparta un poco brusco con un brazo y seguimos caminando hasta una carpa un poco más pequeña que la anterior, nos adentramos y me tira sobre unas pieles ordena todo antes de que vuelva de cazar, si no está listo antes de que llegue te explotare la cara suelta unas chispas de su mano como amenaza y se va sin yo antes decir algo.

Estos es el colmo quien se cree para ordenarme algo, más bien no hare nada... pero si no hago nada me quemara la cara, mejor lo hago rápido para largarme de aquí, comienzo a ordenar todo, hasta barro por si acaso, tardo un buen rato limpiando y al ver que todo está en orden me siento en un tronco que está cerca del fuego para descansar, no pasa mucho tiempo cuando entra a la carpa el gruñón con cinco conejos amarrados juntos con una cuerda, sosteniéndolo en su hombro, inspecciona el lugar y asiente con la cabeza satisfecho, se acerca a mí y me lanza los conejos a los pies con un cuchillo que tenía en la cintura, lo observo confundida sin entender que es lo que quiere, al ver que no me muevo, frunce el ceño y se sienta a mi lado.

- comienza a desollar señala las presas, mi cara se pone roja por el disgusto, primero quiere que limpie y ahora quiere que sea su cocinera claro que no.

- lo siento, no sé si lo notaste pero no soy tu esclava, solo la señora Katsuki puede decirme que hacer, ya limpie tu carpa creo que con eso es más que suficiente para que me dejes ir me levanto para comenzar a retirarme pero me toma del brazo para nuevamente sentarme en el tronco.

- tú te vas cuando yo lo permita Ondina pone el cuchillo en mis manos y por la bruja no te preocupes, ella sabe que estas conmigo, me intercepto antes de venir hacia acá y llegamos a un acuerdo, por lo cual, por hoy, tú me obedeces señala nuevamente los conejos, nos quedamos un buen tiempo retándonos con la mirada, al ver que no iba a ceder tan fácilmente, suelto un suspiro y decido por tomar el primer conejo, incrustándole el cuchillo para limpiarlo.

Asiente satisfecho y se levanta de mi lado para salir afuera, hacer lo que sea que esté haciendo, quería irme apenas llegara pero quiere retenerme aquí otro rato más, ¿Qué tipo de trato tuvo con la señora Mitsuki? No creo que le dio un beneficio por lo gruñón que vino, aunque siempre esta gruñón, ahora que lo pienso cuando esta relajado, seguro todos los días se mete un palo por el culo para estar así, me causa un poco de gracia de solo pensarlo.

- deja de reírte como loca deja caer la madera que tenía en los brazos y comienza a poner un poco en el fuego.

- me puedo reír de todo lo que quiera, o es que me vas a negar el derecho de hacerlo inquiero alzando una ceja, suelta un chasquido y mueves los troncos sin decir nada por cierto, es Katia me mira sin entender lo que estoy diciendo que mi nombre es Katia, no Ondina, no entiendo porque todos tiene el afán de llamarme así hago una mueca, dejando el conejo desollado a un lado y comienzo con el otro.

- Porque Ondina era una ninfa del agua, era muy hermosa y como todas las ninfas, inmortal responde sin dejar de mover la madera, lo miro incrédula lo sé, es demasiado para una chica como tú.

- ¿perdón? que está diciendo este idiota.

- pero estos inútiles piensan que eres hermosa, aunque no veo hermoso en un rostro aniñado, claro tienes buenos tributos señala todo mi cuerpo con su mano pero te falta color a mi parecer suelta una pequeña risa y sigue con lo que está haciendo, lo miro con la boca abierta sin poder creer lo que me ha dicho, bufo ignorándolo.

Seguimos en un silencio incomodo, bueno, de mi parte es incomodo, no sé él, no puedo descifrar lo que piensa y no me interesa pero no me gusta estar en un lugar así, así que para llevar la fiesta en paz decido romper el silencio.

- Háblame más de las ondinas volteo los ojos vamos si voy a estar aquí contigo, al menos tienes que contarme sus costumbres, como forma de pago se queda mirando un punto fijo pensándolo y asiente estando de acuerdo.

- Las ondinas como te dije son ninfas del agua, son hermosas e inmortales, La única amenaza para la felicidad eterna de las ninfas era enamorarse de un mortal y dar a luz al hijo fruto de la relación. Eso significaba la pérdida inmediata de la inmortalidad suelta el tronco con el que estaba moviendo los demás para conectar nuestras miradas cuenta la historia que un día, una Ondina es raptada por un joven noble que consigue enamorarla hasta tal punto que rehúsa ir a ver a su madre enferma. Como castigo, su abuela la condena a amar por siempre al joven noble. Este, cansado de ella, finge creer que esta le ha engañado con otro, le dice que no la creerá hasta que no le traiga un jarrón enorme lleno de agua del río Niddeck. Tras tres días de marcha llevando ese enorme peso, Ondina cae exhausta al agua mientras rellena el jarrón. Su abuela, el hada, va a rescatarla y, para evitarle continuar sufriendo a causa del noble, la transforma en una ninfa protectora de las aguas del río Niddeck. Desde entonces, en los días de tormenta se ve su reflejo en el agua de las cascadas del río termina su relato y solo se escuchaba el crepitar de las llamas llenando el silencio.

- eso es triste frunce el ceño es que, solo fue la obsesión de un chico que a la final estaba buscando la forma de deshacer de ella, quitándole la libertad de ver a su madre y la única forma de salvarla era volviéndola protectora de un río, es el final más feo que he oído sonríe de lado.

- tal vez es así pero te da a entender que la vida no todo es color rosa, para buscar la felicidad tiene que haber un sacrificio tal vez tenga razón este rubio explosivo ahora termina la comida fastidiosa, que tengo hambre tenía que ser hombre.

Atada a tu lado Bakugou Katsuki y túWhere stories live. Discover now