CHAPTER IX

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Paulina ya es mi chica, se podría decir que hemos salido y nos hemos besado lo suficiente como para que aquello quedara claro.

Aunque no es oficialmente mi novia, diré una y otra vez que es mía, mi chica, mi nena, mi muñeca.

A quien le importan los compromisos? Si ella se siente cómoda y yo también mientras nos besuqueamos a cada rato y nos tratamos como pareja no necesitamos algo más formal, aquello arruinaría toda la diversión del asunto.

Esta noche la había invitado a mi casa para cambiar el ambiente, y ver hasta donde llegaban las cosas.

Esperaba que Pau al aceptar hubiera tomado en cuenta que esta noche no regresaría a casa de Hal para dormir, porque ya tenia un pequeño plan en mi cabeza.

En el que estamos ella, yo, y el sofá de mi sala.

Hice una pequeña orden en un restaurante cercano, la cual constaba con porciones de lasaña, pasta de vegetales y algo de pan.

Quería preparar yo misma la cena, pero debido a unos pequeños inconvenientes tuve que recurrir a mi plan B.

Coloqué la comida en platos, sobre la mesa y los cubrí para aguardar a que llegara Paulina, la cual esperaba que no tardara en llegar, ya que la había citado a las 8, y llevaba 5 minutos de retraso.

Me aseguré que de todo estaba en orden y mis perros estuvieran en otra habitación antes de que el timbre sonara y terminara con mi inquietud.

Cuando abro la puerta y me encuentro con la pequeña latina una sonrisa se dibuja en mi rostro.

-Hola hermosa, llegaste bien? -le pregunto mientras me hago a un lado para dejarla pasar.

-Perdón, nos retrasamos un poco -se escusa por la tardanza mientras la ayudo a quitárse el abrigo.

-Esta bien, no pasa nada -dejo el abrigo sobre uno de los sillones y me acerco a ella para darle un beso rápido en los labios.

-Tu departamento esta... interesante.

-Interesante feo o interesante genial? -bromeo mientras intento que deje de mirar a su alrededor y me mire a mi.

-Grita tu nombre por todos lados, es genial.

-Me alegra que te guste, pero no quiero que la cena se enfríe, ven -camino hasta la pequeña mesa del comedor y jalo la silla para que ella se siente.

-Me cuesta creer que esto lo preparaste tu -observa el plato y acerca su nariz para deleitarse con el olor mientras yo guardaba las tapas con las que los había cubierto y regresaba con una botella de sidra de uva.

-Si te soy sincera... realmente quería cocinar para ti, belleza -agarro ni tenedor y parto una porción de lasaña- pero la pasta digamos que... digamos que hoy no quiso cooperar conmigo, pero este lugar cocina muy bien -aseguro, en espera de que me de su visto bueno.

-Esta delicioso -toma de su bebida luego de probar un poco de cada cosa en su plato.

-Quieres más? Puedo pedir otra porcion de lasaña o puedo darte de la mía -le ofrezco mientras dejo mi tenedor de lado.

-No quiero más, no por el momento, pero gracias -sonríe y me incita a que siga comiendo- cielos, debes llevarme al lugar donde preparan esto -se recuesta en su asiento para suspirar.

-Por supuesto.. -respondo en voz baja mientras la admiro- estas preciosa, como siempre.

-No, estoy normal, me pediste venir con algo comodo y vine con algo comodo, pero comodo no es igual a lindo, al menos no en idioma Pau.

-Estas preciosa -repito con gracia en la voz, debido a lo que ella había dicho.

Estaba siendo honesta, pese a la mirada desconfiada de la pelirroja, ella tenía una camisa blanca de tirantes y unos pantalones largos deportivos, también traía puesto sus lentes, con los cuales era raro que la viera, y algo me decía que evitaba usarlos cuando yo estaba cerca, pero esta era la excepción.

Tattoos and Motorcycles | Paulina VillarrealWhere stories live. Discover now