-Yo no voy.
-Yo tampoco.
-No te ofendas tío, pero acojona un poco.
Tanto Lucca, como Leo y Hasley no habían tardado ni un segundo en denegar la propuesta de Marc sobre hacer un viaje rápido en el tiempo.Siendo sincera, yo también había tenido el impulso de responder exactamente lo mismo. Pues nadie mejor que yo sabía que los primeros viajes en el tiempo, al no estar perfeccionados del todo podían llegar a ser extremadamente dolorosos. Eso es una de las primeras cosas que nos enseñan sobre estos temas pero claro, eso ellos, y sobre todo él, no lo sabían.
Pero, a decir, verdad, hay algo en su profunda mirada verde, que hace que me sea imposible negarme.Es algo que no puedo explicar. Pero al ver toda la confianza que está depositando en mi, como si fuera su última esperanza hace que mi impulsividad responda por mi.-Yo iré contigo Marc.
Él no trató de ocultar su entusiasmo, y no dudó ni un segundo en revolverme el pelo como si fuera una niña pequeña. Y con la sonrisa más grande que he visto en mi vida se acercó cuidadosamente a mi oido y me susurró en él.
-Sabía que serías tú, chica nueva.- No pude evitar que un escalofrío me recorriera todo el cuerpo, ¿Pero que mierda me está pasando?'
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-¿Estas preparada?-Cuestionó Marc. Ya estábamos listos, solo teníamos que pulsar un pequeño botón y estaríamos viajando a donde sea que Marc hubiera preparado. A decir verdad estaba aterrada, pero ya no podía retirarme, y menos con los demás mirando.
-Sí, lo estoy.- Y al tan solo decirlo me arrepentí, pues el dolor más insoportable del mundo empezó a atravesarme por todas partes. Siempre me habían dicho que los viajes en el tiempo no regulados causaban dolor. Pero nunca me imaginé hasta que extremo. Era la peor sensación del mundo. Sentía como si me estuvieran acuchillando cada milímetro del cuerpo de una forma dolorosamente lenta. Todo eso mientras que mi cuerpo daba mil vueltas sobre si mismo. Pero lo peor, lo peor no fue eso. Lo peor fue cuando de un momento a otro mil voces me empezaron a gritar desesperadamente. Como si ellas también estuvieran pasando por lo mismo, y con un rencor tan profundo que casi parecía que yo era la causante de su sufrimiento.
Y de repente se paró, ya no daba vueltas y me encontraba tumbada sobre una superficie algo rara, pues no era ni dura ni blanda. Pero en aquel momento nada me podía importar menos. No tenía fuerzas ni para abrir los ojos. No fue hasta que me abracé las rodillas que me di cuenta de que estaba temblando, más de lo que lo había hecho jamás. No sé cuanto tiempo me mantuve en esa postura, puede que minutos, o puede que horas, pero me daba igual. Tenía unas ganas tremendas de llorar, y juraría que hubiera estado así por días si no fuera porque un ruido me sacó de mis pensamientos. Era una bocina, pero no una cualquiera, era la bocina de un barco. Rapidamente me incorporé y pude ver el mar. Estaba en la playa, tumbada en la arena, y estaba amaneciendo. Nunca había estado en la playa, había sido mi sueño desde pequeña, pero con la guerra, a lo máximo a donde se me permitía ir era al bosque. Intenté dejar el dolor atrás, y empecé a contemplar el sublime paisaje que se alzaba delante de mi. No pude evitar que una lágrima se deslizara por mi mejilla. Pero el momento me duró poco, porque en cuanto que el insoportable dolor que sentía pasó a segundo plano mi mente solo se pudo centrar en alguien, Marc. Si para mi ha sido traumante aun sabiendo que dolería, no me quiero imaginar como estará él. Me levanto como puedo, y por instinto empiezo a buscarlo con la mirada.
Para mi suerte se encuentra a tan solo unos metros de mi, tumbado en la arena y mirando al más allá. Me empiezo a acercar a él, y cada paso es una tortura.
Cuando por fin lo alcanzo, intento incorporarlo sutilmente, pero se sobresalta a mi más mínimo tacto.
-Marc, soy yo. Mírame, ya ha pasado. Vamos a estar bien.- Por fin consigo que me preste atención.
-¿Iryna?- pregunta aturdido.
-Sí, soy yo.- Entonces, cuando menos me lo espero, Marc me está abrazando. Yo al principio no sé como reaccionar. No es lo normal que el chico que va a destruir el mundo me abrace. Pero no me da tiempo a seguir pensando, ya que Marc continua hablando.
-Lo siento, lo siento mucho. Si hubiera sabido que esto pasaría jamás te hubiera pedido que me acompañaras. Todo esto es mi culpa. Yo no sabía que...
-Marc, tranquilo. No es culpa tuya. -Y en ese momento, me enfadé. Pero no con él, sino con migo misma. Porque en realidad, si era su culpa. Todo lo era. Sabía que dolería, y aun así he venido. Solo porque me apiadé de él, ¿ A que mierda estoy jugando? No me puede caer bien, no puede ser mi amigo, y, desde luego, no debo de sentir compasión. Porque eso solo complicará más las cosas.
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Ambivalencia
Teen Fiction¿Que pasaría si te encomiendan la misión de viajar al pasado a matar al causante de todos los males de la humanidad pero al final no es tan malo como crees? Pues eso es lo que le pasa a Iryna Lovegood, que tendrá que vivir el debate emocional más gr...