Maratón 1/2
Jake
—¿Quieres que yo qué?
—Finja, solo quiero que finjas ser mi novio.
—No. —Le cerré la puerta en la cara y me senté en la silla de madera frente al mesón de la cocina. Abigail seguía tocando la puerta e insistiendo desde el otro lado.
Me serví un vaso de agua y respiré muy hondo. Sabía que darle demasiada confianza a esa chica iba a terminar muy mal.
Debía confiar un poco más en mis instintos.
—Jake, por favor hablemos, aún no sabes lo que voy a ofrecerte.
—¿Un carro? —No respondió—. Si no es un carro mejor vete de aquí, estás perdiendo tu tiempo.
—Algo mejor. —Arqueé las cejas.
—¿Hay algo mejor que un carro?
—¿Puedes abrirme la puerta? —No pronuncié una palabra. Sus suplicas cesaron por un par de segundos, que atesoré como nunca y luego volvió a hablar con muchas más ganas—. Creo que hay un gato aquí afuera.
—¿Me estás jodiendo?
—No, te lo juro. —Sonó sincera—. Tiene una media verde en su boca, ay no, es la del uniforme deportivo. Se está acercando Jake, ¡ayúdame!, ¡soy alérgica a los gatos!
O era una mentirosa muy buena o Michifú la estaba acorralando en una esquina y no quería ser el causante de una muerte.
Abrí la puerta y en lugar de un gato, Abigail me empujó con descaro y logró entrar.
Caí sentado en la silla. Miré su rostro y era la combinación perfecta entre tristeza, locura y expectación.
Lucía mucho más joven que de costumbre.
—¿Qué quieres? —No obtuve respuesta.
Dio dos pasos al interior de la casa y empezó a analizar todo. El pequeño mueble de cuero con el televisor al frente. La mesa de vidrio, el papel tapiz de color aguamarina, los cuadros con arte abstracto y luego los pequeños portarretratos que había en el mueble del televisor.
Me coloqué al frente suyo antes de que pudiera detallar algo más.
—¿Y entonces?
—Primero que todo perdona por lo de anoche, de verdad no quería que la fiesta terminara así, yo solo... me sorprendí. —Al ver su mirada sabía que la palabra correcta no era "sorprendí" sino que "se me partió el corazón en mil partes al ver a mi mejor amigo, del cual estaba enamorada en secreto, besándose con otra"
—Ya. ¿Algo más? —Su propuesta me había molestado en serio. Yo no era el tipo de chico que se dejaba manipular por los demás. Tampoco me gustaba mentir, si debía enfrentar a alguien le decía las verdades a la cara, sus sentimientos no me importaban. Y también había otra razón, mi hermana, no quería herirla con una "relación falsa", no se lo merecía.
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No es otra Historia de Amor
Romance¿El amor puede cambiar a las personas? ¿O lo único que puede provocar es un profundo dolor?