4.LA SUCESIÓN.

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Visenya observo sus nuevos aposentos y negó.

-El maestre dijo que estabas en tus días fértiles-se saco la chaqueta-Acabemos con esto de una vez.

-No voy a acostarme contigo-reflejo su asco.

-Eres mi esposa.

-No porque sea tu esposa me dirás que hacer.

-Porque no lo harás-concluyo-Vendrán a comprobar que el matrimonio este consumado.

-Sangre-se quito la venda de la mano y la froto en las sábanas-Ya esta, si me disculpas estoy cansada y quiero darme un baño.

Se fue al baño y se saco el vestido entrando a la bañera con agua caliente. Cerró sus ojos y mojo su cabello con lentitud.

-En algún momento tendré que tocarte-susurro en su cuello-Nos pedirán un heredero, Vis.

-No por ahora.

Estaba tan cerca de su rostro que le picaban las manos por quitarle el parche.

-No-se aparto sabiendo sus intenciones.

Salió de la bañera cuando su esposo salió del baño y se tiro en la cama revolviendo las sábanas. Aemond estaba frente al fuego, observándolo.

-¿Quieres dejar de mirarme como si fueras un halcón?

-Ya sabes, mi vida vale mucho.

Los golpes en la puerta la despertaron de un respingo. Aemond le hizo señas para que guardara silencio y se saco su camisa quedando solo en pantalones. Se acerco a ella y bajo una de las mangas de su camisón. Se acostó a su lado y la jalo para abrazarla. Visenya cerró sus ojos y se hizo la dormida para darle más realismo

-Ya pueden pasar.

La reina Alicent entró y le hizo una mueca a las Doncellas de que guardaran silencio ya que la princesa dormía.

-Esta hecho, madre-murmuro acariciando el cabello de su esposa. Aparto las sábanas dejando ver las piernas desnudas de Visenya y la reina sonrío al ver la pequeña mancha de sangre que había en las sábanas.

-No los molesto más-hizo una seña a sus acompañantes y salieron de la habitación.

Visenya se aparto bruscamente y cayó en las almohadas.

-Mientes bien-murmuro-Hasta yo me creí que estabas dormida.

-Cállate y vístete-frunció el ceño cuando vio que la manga se había bajado un poco más y la mitad de su seno se veía-Deja de mirarme, no creí que fueras de esos.

-Soy un hombre y tengo mis debilidades-sonrío.

Visenya salió de la cama y busco un vestido para cambiarse. No podía entrenar, no podía salir. Según órdenes los recién casados debían estar todo el primer día en sus aposentos, juntos.

Se sento frente a la chimenea y saco sus hilos y agujas de bordar. Meraxes era tan linda que decidió terminar ese bordado. Aemond se dedico a sus libros y a escribir de manera misteriosa.

-¿Dónde está el anillo del rey Jaehaerys?-se volteo cuando preguntó aquello.

-No se de que hablas-fingió demencia.

-Se que tu le cortaste la mano a Daeron.

-¿Vas a decirle?

-No.

-¿Entonces?

-El anillo, ¿Dónde está?-interrogó.

-¿Quieres usarlo?-sonrío-Planeaba dárselo a mi hermano.

BLOOD AND FIRE. Where stories live. Discover now