I : DAYLIGHT.

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21 de Octubre 2016

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21 de Octubre 2016.
Montecarlo, Mónaco.

El timbre sonó indicando el receso. Todos los alumnos se levantaron de sus asientos, al igual que yo, pero, al instante alguien se acercó y me quitó los lentes, lo que me hizo ver algo borroso. Intenté ver quién era, pero se me hacía difícil.

──── Leclerc, devuélveme los lentes. ──── Deduci que era él.

──── Wow, hasta sin tus feos lentes sabes quién soy. ──── Contestó él con una tono burlón.

Una expresión enojada se formó en mi rostro al escuchar su irritable voz. Me pare de mi asiento para intentar quitarle los lentes, pero su risa resonó por el salón, éramos los únicos, y supuse que Amelia se había ido.

──── Leclerc, no estoy jugando, ¡devuelvemelos! ──── Gritó ya cansada de la situación.

Él hizo caso omiso a mi orden, y seguí intentando recuperarlos, pero se movía bastante y los cambiaba de mano. La diferencia de altura tampoco beneficiaba mucho conmigo.

Escuché como mi nombre fue llamado a las afueras del salón. La puerta fue abierta y noté que Lia había entrado.

──── Charles, ¿otra vez? ──── Amelia se acercó molesta a nosotros, arrebatandole los lentes. ──── Vuelve a molestar otra vez a Mia en el día y te prometo que regresaras a casa con un ojo morado.

La amenaza pareció ser suficiente para Charles, pues él sin decir alguna palabra se retiró del salón. Amelia se dio la vuelta, entregandome los lentes para que me los pudiera colocar bien y verla.

──── En serio que no lo aguanto, Amelia. ──── Dije frustrada, para dirigirme afuera.

──── Te puedo asegurar que yo tampoco, pero qué se puede hacer. Es un hombre, no esperes mucho. ──── Contestó ella, y lo dijo tan natural que me hizo reír.

La rivalidad entre Charles y yo no tenía motivo alguno. Siempre nos molestabamos mutuamente, o bueno, él más a mi. Al ser tan repetitivo me llevó a odiarlo, sin siquiera poder verlo en pintura.

Presentía que él era muy engreído, no solo por tener media escuela detrás de él, sino, por su talento en las carreras. En cambio, yo no era nadie más que una simple estudiante.

Siempre buscaba la manera y el momento para poder molestarme, en el salón, en un examen, en el receso, en educación física, siempre que tenía la oportunidad lo hacía.

Amelia siempre era la que me defendía de sus bromas o molestias, y lo que pasó hace unos minutos fue un gran ejemplo. Es por eso que también le tengo un gran cariño.

A ella la conocí en inicios de primaria, nunca se cambió de colegio, y es por eso que siempre estuvimos juntas. Sabíamos todo de la otra, y puedo admitir orgullosa que nunca nos peleamos.

𝐃𝐀𝐘𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓  |  Charles Leclerc.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora