Un mal día

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UN MAL DÍA

Sana estaba sentada en el sofá con Princesa en brazos cuando Dahyun volvió a casa después del trabajo. Tenía los ojos enrojecidos, ya que no había sido capaz de contener el llanto, y al oír a Dahyun abrir la puerta con su llave sintió una intensa oleada de alivio. Echó un vistazo al reloj, sorprendida de que ya resultaron las seis de la tarde. Aquello significaba que llevaba llorando casi media hora.

La brillante sonrisa de Dahyun se desvaneció en cuanto entró en el apartamento y miró a Sana a los ojos.

—¿Sana?

Se acerca al sofá, claramente preocupada.

—¿Cariño?

Casi en contra de su voluntad, Sana hizo un puchero y los ojos se le llenaron de lágrimas otra vez.

—He tenido un mal día. —musito.

Dahyun soltó el maletín enseguida y se sentó en el sofá junto a Sana.

—¿Qué ha pasado, cariño? —quiso saber. Frunció el ceño y escrutó el rostro de Sana. —¿Y por qué no me ha llamado?

—Hoy he... perdido a mi primer paciente —murmuró Sana. Su rostro se contrajo lastimeramente al recordar y apartó la mirada. —No te llame porque estaba trabajando y sabía que vendrías esta noche, así que...

-Oh, no. —exclamó Dahyun con simpatía. Sana se sintió un poco mejor por ello. Dahyun le pasó el brazo por los hombros y le dio un fuerte abrazo. —¿Quieres hablar de ello?

Sana negó con la cabeza, pero, aun así, empezó a hablar.

—Puedo aguantar tener que sacrificar un animal, ¿sabes? Cuando es viejo o está enfermo y sufre, hay una razón para hacerlo y puedo soportarlo. Pero hoy...

Abrazó a Princesa con más fuerza y le hundió el rostro en el sedoso pelaje. —Me han traído una gata toda negra. Tenía tres años.

—¿Qué le pasaba?

Sana notó que se le ponía un nudo en la garganta.

—No estoy seguro. La habían envenenado. No... no lo sabemos exactamente.

—¿Envenenada? —Dahyun miró a Princesa y después volvió a posar los ojos en Sana. —¿Cómo?

—Los dueños dijeron que se pasaba el día fuera de casa. Pasó la noche por ahí y cuando volvió le costaba respirar. Nos la trajeron, pero no pudimos hacer más que llenarla de medicamentos mientras el veneno la iba matando. —Sollozó Sana.

Princesa se asustó y saltó al suelo. Tras echar una mirada atrás, la gata se marchó al pasillo. Dahyun aprovechó para acercarse más a Sana y le dio un abrazo que esta correspondió con desesperación.

—¿No pudiste hacer nada?

Sana negó con la cabeza y le hundió la cara en el hombro.

—Solo verla morir. Nada le hizo efecto. Tuvo un paro respiratorio y sufría unas convulsiones horribles. —Se estremeció por el recuerdo. —Ha sido lo más horrible que he visto nunca.

Dahyun le susurró palabras de consuelo y la acunó con delicadeza mientras le acariciaba la espalda cariñosamente.

—Lo siento mucho, cariño.

Sana sorbió las lágrimas y murmuró.

—Ya sé que soy una profesional y que debería ser capaz de soportarlo, pero...

—¿Soportarlo? —Dahyun frunció el ceño. —Has tenido que ver morir a un animal de una manera horrible. ¿Por qué ibas a tener que soportarlo?

—Se parecía mucho a Princesa. —dijo Sana con voz queda. Las lágrimas le rodaron por las mejillas. —No podía dejar de pensar en eso: en lo mucho que se parecía a Princesa.

13 Horas - Adaptación SaidaWhere stories live. Discover now