Entre Flores

Capitulo único


Hasta cierto punto, era emocionante las emociones que pudo experimentar en el lapso del tiempo que pasó junto a Midoriya Izuku.

Desde las pequeñas cosas hasta las más significativas. Cuando se conocieron por primera vez, ese tonto y tímido peliverde se le confesó en medio del campus en su universidad, le pareció gracioso porque ese grandulón alfa pese a su musculatura y porte, se mostrará nervioso y asustado por su respuesta, si aceptaba su cortejo...

Este porsupuesto lo mandó al carajo, alegando que tenía mucha autoconfianza para confesar su amor que tenía por el desde hace cuatro semestres.

Lo ignoró los primeros días, al quinto a regañadientes aceptó una cita en el parque de diversiones, aparte de la leve presión que sentía por parte de sus amigos para aceptar dichos sentimientos... y no solo ellos, al parecer sus padres se habían puesto de acuerdo para convencerle, aún recordaba las palabras que Mitsuki Bakugou soltó alguna vez mientras veía su telenovela favorita a las tres de la tarde;

——"Los hombres y mujeres no se enamoran de alguien que les gusta, si no de alguien que los quiere"

En ese momento le pareció alguna clase de chiste de esos que venden en las películas románticas para adolescentes dónde les impulsan a querer a alguien solo porque este también los quiere. ¿Por qué tendría que corresponder sentimientos solo porque este te ama? cuando el sentimiento no es recíproco ahí muere.

Pero se sintió un estúpido al darle una oportunidad a ese chico de mejillas pecosas de la facultad de medicina. ¿Hola Dios?, detengan el mundo un momento que quiero bajar. Sin ser consciente de que ese alfa hiba poner su mundo de cabeza.

Después de cinco años de relación, y una exitosa carrera universitaria dándoles respaldo, se graduaron de la prestigiosa Yuei, acabando con un grandulón peliverde pidiéndole matrimonio en el baile de graduación, de fondo sus mejores amigos de tonterías haciendo burla, dándole entender que a principios de su carrera universitaria, en una de sus pijamadas en las habitaciones de la facultad, el rubio alegaba seguir soltero y ser el número uno en medicina. Obviamente acabando en pelea.

Y de pronto, ya tenían en camino a su primer cachorro... ¿O tal vez dos? si que tener gemelitos era perturbador, pero a sus 29 años no era impedimento para seguir. Esa maldita noche de febrero, con uno de sus benditos antojos despertó a su esposo a eso de las 11.38 pm, pidiéndole pizza americana,  su capricho por ir a comer al mismísimo restaurante y no pedir a domicilio hiban a dejarlo destruido, lo último que recuerda es la hermosa sonrisa de su alfa y alado de este unas luces brillantes de un camión, quien no respetó el semáforo y siguió su curso excediendo los límites de velocidad permitidas por la ley, sin pensar que al otro lado de la calle estaría pasando la pareja al mismo tiempo.

Solo recuerda un fuerte grito por katsuki, mientras tomaba el control del timón, dando vueltas por la calle evitando el choque con el camión, pero no pudiendo evitar la muerte del cenizo, quien reaccionó a última momento al abrazar al alfa siendo atravesado por un fierro.

Katsuki miró las joyas esmeraldas que asustados lo miraban, intentando salvarlo pero el ya sabía su patético destino, el eligió sacrificarse por el amor de su vida y eso nadie hiba a cambiarlo, al final de cuentas, logró alcanzar la felicidad y podia morir satisfecho aún si había sacrificado a sus bebés dentro.

——No...t-te sientas mal... deku.., no es tu culp-a, sonríe... y graci-as... te amo...

Logró alcanzar a decir en un pequeño susurro en la oreja de su pareja a modo de despedida, cayendo en la inconsciencia escuchando de fondo los desgarradores gritos de deku, quien lo abrazaba con fuerza inhalando su armora por una última vez, rogándole no abandonarlo y que esperara a la ambulancia, quien no había tardado en llegar por la llamada de la gente al oír tanto ruido.

Katsuki lo amó, y aún en la profunda muerte lo seguiría haciendo... aún si el escenario se volviera a repetir mil veces, el mil veces lo salvaría.

Fin.