.Capítulo 6.

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Todos se encontraban en sus respectivas habitaciones, descansando luego de un día lleno de actividades orquestadas por Caine. Lo sucedido entre Jax y Pomni todavía era evidente y la tensión era casi insoportable cuando ambos se encontraban cerca. Los demás continuaban manteniéndose al margen, mas seguían preocupados por ambos. Querían que solucionaran sus diferencias, aunque sabían que eso era trabajo de ellos, por lo tanto seguían de manos atadas ante los constantes momentos incómodos.

Jax era el único que paseaba por el circo, en un intento casi inútil de acallar los pensamientos que le gritaban rogando porque pidiera perdón. No es que no quisiera estar bien con Pomni, pero su orgullo estuvo por delante por tanto tiempo antes de que ella llegara, que el hecho de ignorarlo le era imposible. Mantuvo una pantalla durante demasiados años, que para ese entonces le acomodaba mucho más el continuar como si jamás hubiese sentido nada por la bufona, guardando únicamente el secreto de ambos, sin volver a tocarla o a hablarle.

A pesar de todo... la extrañaba más que a nada. Cada día recordaba cómo solía acercarse a ella para tener el mínimo de contacto físico, ya fuera porque la molestaba al usar su cabeza como soporte para su propio brazo o cuando la empujaba porque "caminaba muy lento". Extrañaba bromear con ella, sus largas charlas nocturnas, la tensión sexual desmedida que sentían al estar cerca y, sin duda, lo que más extrañaba eran las caricias que Pomni le regalaba antes de cerrar los ojos para dormir. Lo ayudaban a descansar mucho mejor y desde que comenzaron los problemas, no lograba descansar a gusto.

Se había vuelto una pieza indispensable en su vida dentro de ese lugar, le costaba trabajo asimilar que ya no estaría más a su lado.

Entre pensamiento y pensamiento, volvió a la que era su realidad (incluso si era digital), notando así que se encontraba afuera de la habitación de Pomni, lo cual lo hizo dar un paso hacia atrás por reflejo, sintiéndose sorprendido y asustado por partes iguales.

Bueno, volvería a su habitación y ella no se enteraría que estuvo frente a su puerta; ¡sí!, era una buena idea.

O eso pensó, hasta que la puerta se comenzó a abrir y él se paralizó. Quiso correr hasta su habitación, pero algo se lo impedía; ¿por qué?, ¡estaba tan cerca! Quizás la culpa lo dejó inmóvil o tal vez su parte más empática lo estaba castigando por su mal comportamiento con la pelinegra.

Fuera lo que fuera, en su mente, él lo maldijo hasta el cansancio.

—¿Jax? —musitó con sorpresa en su voz y una expresión de tristeza en su rostro.

—Supongo que no esperabas verme —fue lo único que se le ocurrió en medio del pánico, motivo por el cual se abofeteó mentalmente. Era un imbécil, ¡claro que no esperaba verlo!

Ella no respondió, sólo se limitó a mirar hacia un punto desconocido del piso, tratando de calmar su nerviosismo y sus inmensas ganas de llorar.

—¿Me dejarás entrar o prefieres que hablemos aquí? —no, no quería hablar, ¡¿por qué su cuerpo no respondía a sus ordenes?!

—Supongo que prefiero hablar adentro —insegura, se hizo a un costado, dejando espacio suficiente para que el adverso ingresara al lugar.

¿La puerta?, evidentemente cerrada; ¿Pomni?, sentada en uno de los bordes de la cama; ¿y Jax?, él se hallaba de pie frente a ella, sin saber qué hacer y sintiéndose incapaz de acercarse a ella. ¿Cómo se supone que debía empezar?, ¿qué debía decir? Mentalmente no estaba preparado y, aparentemente, su cuerpo tampoco, pues sus manos decidieron comenzar a temblar de forma involuntaria, causando que las tuviera que esconder tras su espalda, fingiendo una pose casual y despreocupada.

Por dentro, estaba asustado, pero por fuera parecía ser ese Jax que no se presentaba desde hace semanas.

Aquello causó en Pomni un malestar parecido al enojo, y es que no comprendía el motivo por el cual él estaba allí. No parecía querer disculparse y, además de eso, parecía que había vuelto a ser el mismo de siempre. Estaba molesta.

Little Secret || The Amazing Digital CircusDove le storie prendono vita. Scoprilo ora